Fuerzas Armadas

Andrés Gacio, de marinero a general de Infantería de Marina

El militar con más antigüedad de la Armada Española se jubila tras casi medio siglo de servicio

El general Gacio durante su despedida el pasado 26 de marzo en el Cuartel General de las Fuerzas de Apoyo y Ataque de la OTAN, en Lisboa. L.V.

Verónica Sánchez

Día 3 de abril de 2021. El general de Infantería de Marina Andrés Gacio Painceira cumple 65 años y pasa a la situación de retiro de las Fuerzas Armadas tras 49 años de servicio.

Este isleño de adopción, que nació en Galicia en 1956, pero se siente «un cañaílla más» , era, hasta el momento de su jubilación, el militar que más tiempo llevaba en servicio en la Armada. 49 años en los que pasó de marinero a general.

En 1972 ingresó de marinero voluntario . Tras cierto tiempo embarcado en los destructores 'Oquendo' y 'Méndez Núñez', en 1979 ingresó en la Escuela Naval Militar, recibiendo el despacho de teniente de Infantería de Marina en 1984. Desde entonces, gran parte de su vida profesional la ha pasado en el Tercio de Armada (TEAR) de San Fernando, donde estuvo de alférez, teniente, capitán, comandante, teniente coronel y coronel, y donde mandó Sección de Fusiles y Morteros, Compañía de Fusiles, una Batería de Artillería, el Grupo de Artillería de Desembarco, y fue coronel Segundo Jefe de la Brigada de Infantería de Marina 'Tercio de Armada'. Mandó también la Policía Naval del Tercio del Sur, y estuvo en el Estado Mayor del TEAR, además de ser Segundo Comandante del Primer Batallón de Desembarco (BDE-I).

Asimismo, ha ocupado destinos en el Estado Mayor de la Armada (Madrid), en el Estado Mayor de la Flota (Rota), en el Cuartel General de la Fuerza de Infantería de Marina (San Fernando), en la Jefatura de Apoyo Logístico y ha sido oficial de carga de combate del transporte de ataque 'Aragón', y en dos ocasiones en la OTAN.

Durante su dilatada carrera también ha sido desplegado en operaciones en el exterior . Mandó fuerzas de Infantería de Marina en Bosnia-Herzegovina en las 'Stabilization Forces' (SFOR) de la OTAN en 2000-2001 y un batallón hispano-marroquí en Haití, bajo mandato de Naciones Unidas (MINUSTAH) en 2005-2006.

Está en posesión diversas condecoraciones civiles y militares nacionales y extranjeras. Y, como oficial general mandó tres años la Fuerza de Protección de la Armada (FUPRO) entre 2015 y 2018 (localizada en Cartagena), antes de ser el 'Deputy Chief of Staff Operations' en el Cuartel General de las Fuerzas de Apoyo y Ataque de la OTAN (STRIKFORNATO) en Lisboa (Portugal) desde 2018 hasta su retiro en este mes de abril de 2021.

¿Reconoce a la Infantería de Marina en la que usted ingresó en 1972 en la actual?

Antes de contestar, una aclaración, yo entré inicialmente de marinero voluntario en el Cuartel de Instrucción de San Fernando y no en Infantería de Marina. Fue después de siete años en la Armada, de los cuales pasé dos preparándome para entrar en la Escuela Naval Militar, lo que conseguí en 1979, cuando cambié de cuerpo y elegí Infantería de Marina.

Respondiendo a la pregunta, era todo muy diferente, la Armada y la Infantería de Marina eran muy diferentes. Un gran número de buques de la Armada eran de segunda mano americanos. El personal no era profesional, eran soldados y marineros de reemplazo. Los voluntarios éramos los menos. El equipamiento no tenía nada que ver con el actual, era mucho más básico y menos sofisticado, producto de los tiempos; el nivel de adiestramiento, etc. La OTAN y la participación en ejercicios internacionales quedaban aún muy lejos. Como mucho se hacían ejercicios bilaterales con los americanos o con nuestros vecinos geográficos. Fíjese que por aquella época, finales de 1975, fue la Marcha Verde. Recuerdo que estaba embarcado en el destructor 'Mendez Núñez', y salimos para Canarias el 1 de enero de 1976 y allí escoltábamos convoyes con material desde el Sahára hacia Las Palmas.

¿Han cambiado los medios pero el infante de Marina sigue siendo el mismo?

El infante de Marina y su espíritu de cuerpo siguen siendo iguales, inalterables desde 1537, año reconocido como de nuestra fundación. Nuestro espíritu de cuerpo es inigualable, desde soldado a general. Por supuesto, ahora el soldado es profesional, y en aquellos tiempos eran de reemplazo. Todavía yo de capitán mandé en el Tercio de Armada la 1ª Compañía de fusiles con soldados de reemplazo. Pero había que ver lo bien que respondían. Eran gente noble, y se involucraban mucho con todo lo que hacíamos. Pero nos adaptamos a los tiempos y hoy el Infante de Marina es muy profesional, va avanzando en el nivel de adiestramiento y se va sofisticando y perfeccionando. Es totalmente distinto.

Si le digo Tercio de Armada, ¿qué pasa por su cabeza?

¡Uf! Mi vida profesional casi entera, con los intervalos habituales para ir destinado a otros sitios. El TEAR es la razón de ser de la Infantería de Marina del Siglo XXI . Puedo decir con orgullo que en el Tercio de Armada estuve en todos los empleos de oficial, desde alférez alumno, hasta coronel, cuando fui entre 2012 y 2014 Segundo Jefe de la Brigada de Infantería de Marina. Mandé unidades del TEAR en todos los empleos. Hasta de comandante, que no se mandan unidades, tuve la suerte de mandar en Bosnia i Herzegovina con la SFOR de la OTAN un subgrupo táctico. El TEAR es la gran unidad de combate de la Infantería de Marina, con un cometido anfibio muy concreto y una gran especialización. De general no tuve la suerte de mandarlo, pues solo puede hacerlo uno, y ese puesto ya estaba adjudicado al general Planells, así que me asignaron la Fuerza de Protección . Y le aseguro que mandar una fuerza de casi 2000 almas compuesta por los Tercios Norte, Sur, Levante y Agrupación de Madrid así como la Unidad de Seguridad de Canarias fue muy gratificante.

El general Gacio pasando revista. L.V.

Usted ingresó como soldado y ha llegado a general, ¿qué les diría a los recién ingresados? ¿En las Fuerzas Armadas se puede llegar hasta donde uno se proponga?

Soy consciente que no es normal ni frecuente que eso suceda, pero si ocurrió conmigo, ¿por qué no con otros? En las Fuerzas Armadas es posible llegar hasta donde uno quiere, solo hay que ser constante e ir paso a paso. Obviamente hay que tener suerte, pero con constancia, tesón y mucho estudio, casi todo es posible. El estudio y el trabajo son la base del éxito , y es la fórmula que yo recomiendo aplicar si uno quiere llegar a algo en nuestra profesión.

¿Qué momento de su carrera recordará especialmente?

Me preguntó lo mismo el almirante Guy Robinson, mi jefe en mi último destino en la OTAN en STRIKFORNATO. Yo resalto tres. El primero obviamente fue mi entrada en la Escuela Naval . Fue la recompensa al trabajo duro e intenso de dos años continuados de preparación que tuvieron su fruto. El segundo, destacaría mis dos participaciones en operaciones reales . Uno en Bosnia de comandante, como dije antes, en 2000/2001; y el otro en Haití en 2005/2006, como coronel jefe de un batallón hispano-marroquí. En ambas fui de jefe de contingente, lo que implicó un plus de responsabilidad, pues todo lo que pasa en esos momento es real. Y aunque no fueron situaciones de combate como tales, fue lo más parecido que viví junto con mis soldados, que, por cierto, en los momentos difíciles y comprometidos que acontecen en ese tipo de operaciones, y le aseguro que siempre los hay, siempre supieron estar a la altura, lo que me hizo estar muy orgulloso de mandarlos. Y el tercero, mi ascenso a general . Llegar a ser oficial general te da un plus de motivación, pero al mismo tiempo de humildad, pues sabes que las responsabilidades a las que te enfrentas van a ser mucho mas exigentes. Ya sea aquí en territorio nacional en un destino de general con mando o no de tropa, o en la OTAN, donde normalmente uno no manda, pero donde el nivel de dificultad y exigencia técnica se incrementa exponencialmente. Solo mencionar trabajar en un idioma que no es el propio ya implica un gran reto.

¿Y el más complicado?

Como dije antes, esos momentos en operaciones en que tus soldados están involucrados en resolver ciertas situaciones complicadas y de cierta tensión . Tú sabes que han sido entrenados para ello, pero la situación se va complicando por diferentes causas, y empiezas a pensar en que por diversos motivos pudiera producirse alguna baja. Eso es lo más duro, aunque luego ves como todos están a la altura, y responden según el adiestramiento recibido. Afortunadamente en mis dos misiones no hubo que lamentar bajas personales.

Andrés Gacio, entonces coronel, durante su despliegue en Haití. L.V.

¿Qué misión en el exterior le ha marcado especialmente?

Diría que Haití , a lo mejor porque está más cerca en el tiempo. Pero es que fue muy intensa. Fue una misión en el país más pobre de América, en un sitio donde la ley brillaba por su ausencia, había tráfico de niños, de armas, violaciones, secuestros, etc. Estuvimos para dar seguridad y hacer posible las elecciones que llevaron al poder a René Preval en 2006. Y lo hicimos. Ayudamos y facilitamos que aquello, que parecía imposible, se pudiera llevar a cabo. Lo frustrante es ver que a día de hoy Haití no ha progresado lo que debería, y muchos de los males de aquella época no se han solucionado. Yo escribí una serie de artículos para el Boletín de Infantería de Marina, y resalté algo que quiero compartir con usted, los niños, las miradas de los niños , unas miradas que todavía hoy recuerdo y tengo grabadas en mi mente. Había miles de ellos, estudiaban de pie bajo las luces de nuestra Base en Fort Liberté, nos pedían botellas de agua pues a veces les era muy difícil de conseguir porque muchos pozos no funcionaban. Muchos soldados pagaron de su bolsillo los dólares que costaba escolarizar un niño en aquella zona.

Los últimos tres años los ha pasado en Lisboa, ¿qué tal la experiencia?

Terminar mi carrera profesional de general y además en un destino de la OTAN, ha sido la mejor manera de ponerle, yo diría, la guinda al pastel. Una experiencia profesional muy demandante, con un trabajo diario muy intenso, pero muy gratificante. No podía pedir más. ¡Ahora voy a pasar de hablar de Defensa contra Misiles Balísticos a temas culinarios y de la Thermomix! Todo tiene su momento, hay que saber adaptarse y es lo que toca. ¿Y qué decir de Portugal? Fue mi segunda experiencia allí y fue muy agradable en ese aspecto. Una pena lo del dichoso virus que no nos dejó disfrutar nuestro tiempo como hubiéramos querido. Pero bueno, todo el mundo estaba igual.

¿Cómo ha vivido la pandemia?

Pues como todos, sintiendo que en cierto sentido ha sido un año perdido, al menos desde el punto de vista de las vivencias personales. En el trabajo, alternando el teletrabajo con lo presencial . Pero en mi puesto era difícil, pues hay que pensar que la mayor parte del trabajo en la OTAN es clasificado e impide llevarse trabajo a casa, y las más de las veces, hay que estar físicamente presente para asistir a una videoconferencia clasificada o aprobar algún documento.

¿Qué visión cree que tiene la sociedad civil de los militares?

En las zonas donde se nos conoce, bien, saben de nosotros y de lo que hacemos. Nos respetan y aprecian nuestro trabajo. Pero me da la impresión que hay muchas partes de España en que hay más desconocimiento, lo que conlleva que el interés por lo militar sea menor. Muchas veces parece que aquí la sociedad cree que la defensa es algo que se improvisa y que si pasa algo, ya vendrán otros a sacarnos las castañas del fuego. En ese sentido, uno a veces siente envidia sana de la diferencia de mentalidad con respecto a otros países occidentales.

Nació en Galicia pero se siente gaditano de adopción. ¿Qué es lo que más le gusta de la provincia?

Mi mujer (ríe). Me gusta todo de Cádiz. Las playas, el clima, la comida, todo. Vine aquí en 1972, me fui, volví en 1977 para mi preparación para entrar en la Escuela Naval, y además de aprobar la conocí a ella. ¿Qué puedo decir? Nos casamos cuando salí teniente. Llevo empadronado en La Isla desde 1984, mis hijos son de aquí, y yo me siento un cañaílla más. ¿Cómo no?

Pasa a retiro y piensa seguir en San Fernando. ¿Qué planes tiene de futuro después de dedicar toda su vida a la Armada?

Pues dedicarle mi mujer, Pepi, el tiempo que hasta ahora no tuve. Y disfrutar de La Isla, de la provincia y de viajar cuando sea posible a ver a la familia en mi tierra. No pretendo más.

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