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Alejandro Alcántara: El cocinero que puso sabor gaditano al presidente Barack Obama
Discípulo de prestigiosos chef como Berasategui o Arola, este gaditano ha cosechado un gran éxito a base de mucho trabajo
Discípulo de los prestigiosos chefs Martín Berasategui, Eneko Atxa o Sergi Arola. Hijo, sobrino y nieto de hosteleros. Gaditano de nacimiento. Hoy conocemos a Alejandro Alcántara, aunque él prefiere que le llamen Ale. Cocinero, como le gusta decir, más que chef, porque lo que hace es cocinar. Se considera una persona fácil de llevar, cariñosa y muy familiar. Aprovecha los pocos momentos libres que tiene para estar con su mujer y sus niños, ya que lo considera el mayor placer de su ocio, aunque también le gusta estar con sus primos con los que disfruta mucho.
Alejandro no tuvo la necesidad de pasar por las mejores escuelas culinarias para estar en el lugar que está, sino que su éxito fue trabajar muy duro desde muy joven y tener esa obsesión por hacer bien las cosas. Se formó como cocinero en el Instituto Provincial Fernando Quiñones de Cádiz, y cuando termino se trasladó a Madrid, a la cocina de NEO. Poco después, esas ganas por seguir creciendo le llevan al restaurante de Lasarte (3 estrellas Michelin) de Martín Berasategui, de ahí, pasó al Carlton de Tenerife donde aprendió la técnica del tratamiento del pescado. Quiso conocer la cocina internacional por lo que se fue e Londres y Brasil.
Cuando volvió a España, comenzó su andadura como Staff Chef en el País Vasco, para el restaurante Azurmendi, del chef Eneko Atxa (3 Estrellas Michelín), del que Alejandro dice que fue un gran maestro por su humildad como persona. Después volvió de nuevo a la capital, para trabajar en Arola Gastro (2 estrellas), haciéndose cargo de la partida de panadería y pastelería del buque insignia de Sergi Arola. Tras estos años junto a grandes chefs, y otras cocinas en las que Ale capitanea diferentes proyectos gastronómicos llegó una nueva oportunidad. A través de un amigo, el destino le sorprende haciéndose cargo de la asesoría gastronómica de los concursantes del exitoso programa televisivo MasterChef, que debían replicar los platos de los mejores cocineros del panorama nacional. En esa etapa consolida su relación con los grandes maestros de la cocina española, al tiempo que desarrolla su habilidad didáctica. Aunque su cara, se dio a conocer cuando fue jurado en otro programa de la misma productora, ‘Cocineros al Volante’ donde buscaban el mejor foodtruck. Actualmente, también colabora en el Show de Bertín, donde consiguió que el presentador hiciese su primera tortilla de patatas. Con una experiencia tan amplia, en 2015 abre Bache San Pedro, en Sevilla, porque quería hacer algo cerca de su tierra. Lo hace con una propuesta gastronómica de un formato más adaptado al mundo del tapeo andaluz, interpretando platos tradicionales con base de la gastronomía gaditana e ingredientes de todo el mundo. Muchas han sido las ‘celebrities’ que han pasado por sus cocinas, pero hay uno que le impactó muchísimo, sobre todo, por su cercanía. Ese fue Barack Obama, quien sabían que estaba en Sevilla, y aunque Ale mantiene una amistad con el exembajador de Estados Unidos en España, James Costos porque iba mucho al restaurante que tenían en Madrid, nunca creían que pudiese ir con el expresidente. Para ellos fue la misma sorpresa que para los clientes que se encontraban en el restaurante.
Una de las claves en la cocina de Ale, son sus raíces. Su afición por los fogones le viene de antiguo, cuando veía a su madre o sus abuelas cocinando, que a lo mejor les ayudaba, o cuando se quedaba solo en casa y su madre le dejaba una receta. En las reuniones de amigos siempre era el valiente que se ponía manos a la obra. En cuanto a la materia que utiliza, le encanta usar productos de su tierra. Su preferido son las ortiguillas de mar, y en su carta no puede faltar una extensa variedad de vinos de la tierra. «He viajado por muchos sitios, pagando precios altos por vinos mucho peores que los que tenemos aquí con diferencia, pero los nuestros están infravalorados y la gente, no está dispuesta a pagarlos, quizás por falta de cultura vinícola o porque no se haya comunicado igual de bien la calidad que tienen».
De estreno en El Puerto
Acaba de inaugurar Amarola, su primer restaurante en su tierra, en El Puerto de Santa María, más concretamente en Puerto Sherry, lo que le permite a este local tan novedoso en la zona disfrutar de unas excelentes vistas a la Bahía, con Cádiz al fondo y un diseño muy bien rematado. Su carta se caracteriza por tener una variedad de arroces, pescados y carnes a la brasa. Un proyecto al que ha puesto mucha ilusión, porque aquí es donde vive, aunque pasa media semana entre Madrid y Sevilla por trabajo, pero este es su lugar preferido. En la provincia de Cádiz es dónde se encuentra «en la gloria», aquí puede disfrutar con su familia, tiene cerca la playa, que es algo que le encantan, y el lugar perfecto para que crezcan sus hijos.
Desde niño siempre ha vivido sus veranos por los distintos rincones de la provincia. Le encantaba, y lo sigue haciendo, ir a Tarifa con su padre porque juntos hacen windsurf. «Recuerdo ir de camping a Los Caños o tardes de chiringuitos con mis tíos y primos. Siempre hemos disfrutado mucho de las reuniones en las terrazas con vistas que tiene la provincia, con una copa o una buena comida. Cualquier rincón es maravilloso. Soy un enamorado de mi tierra».
A pesar de su juventud, lleva más de media vida trabajando, siempre dice que «ya no se va a meter en más líos», porque quiere poder disfrutar más tiempo de su familia, pero al final le gusta tanto lo que hace que acaba cayendo. Dice que la clave para cocinar bien es, hacerlo con cariño, porque dar de comer a alguien es una de las cosas más bonitas que hay. «Es lo primero que hace una madre con su hijo. Yo me he criado en un ambiente de mucho amor, donde el acto de comer y la mesa ha estado muy presente en las reuniones». Sin duda, a partir de ahora, muchos paisanos suyos van a poder disfrutar de una buena tertulia con productos de calidad y en un lugar privilegiado gracias a su última apertura. Alejandro, un gaditano que comparte los sabores de su tierra, allá donde va.
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