Verano

El aeroyoga, una herramienta para abrir el cuerpo y los campos energéticos

La práctica con Mandalablue en las playas de Tarifa permite disfrutar de un entorno inigualable

Postura de las invertidas que se realiza durante la práctica Elma Hache PhotoArt

Elena Carmona

Irse unos días a Tarifa ya es un planazo, pero si encima lo cuadras con distintas iniciativas y actividades al aire libre, ya es la panacea. Uno se plantea las vacaciones para disfrutar, relajarse o apartarse del mundanal ruido y para ello cuenta con propuestas como las de Mandalablue Yoga (https://www.mandalablueyoga.es), una empresa joven que ofrece prácticas de yoga aéreo teniendo como fondo de la imagen el azul del mar , las gaviotas y la arena de la playa.

En un encuadre inimitable como pueden ser las playas de Los Lances o Valdevaqueros , Maite Méndez lleva desde 2014 compartiendo clases de yoga y meditación junto al océano por todo el mundo. Comenzó esta aventura en Indonesia con un estudio de yoga frente al mar y estuvo allí casi cinco años y como enamorada de Tarifa que es decidió cambiar de residencia y llevar su Mandalablue hasta este bello paraíso, manteniendo el mismo espíritu con el que comenzó a dar clases: en distintos puntos siempre con vistas al mar.

En invierno ofrece sus sesiones de distintas modalidades de yoga en el hotel Hurricane, en Tarifa . Y en verano imparte sus clases en chiringuitos como el Waikiki, el Demente, el Tumbao, el Waves o el Gaia Tarifa Beach.

El aeroyoga apareció en su vida como «un proceso personal para enfrentarse al miedo de hacer las invertidas en el yoga » explica Maite Méndez, que concreta que esta práctica es uno de los caramelos del yoga que requiere equilibrio, fuerza y estamina. «Comenzó con un componente mental que era sobrellevar el miedo». Decidió comprarse un cinturón de yoga aéreo y fue a su ritmo trabajando las inversiones. Ya, a partir de ese momento, fue ampliando su formación. El aeroyoga consiste en combinar el Yoga con movimientos acrobáticos, ejercicios de Pilates y danza y se realiza con el cuerpo en suspensión gracias al uso de una especie de columpio sostenido desde el techo.

Es una práctica más que recomendable para todo tipo de personas, con excepción de embarazadas o de quienes tengan alguna infección en la cabeza como anginas, presión ocular, infección de oído o la presión arterial muy desnivelada.

Momento de una de las clases donde participaba Yeye con sus amigas E.C.

Yeye, una joven jerezana de 46 años, afectada por fibromialgia se animaba junto algunas amigas hace unos días a probar por primera vez el yoga aéreo. «Es genial porque incrementa el espacio entre las vértebras . El ser humano, desde que nace hasta que se muere, machaca el espacio entre las vértebras, y el beneficio del yoga aéreo es ampliar el espacio entre las vértebras, con distintos niveles», explica Maite, que aseguraba que también incrementa «el flujo de energía en la espina dorsal , en todo el sistema nervioso, en todos los órganos , aumenta la vitalidad, aumenta el riego sanguíneo en el cerebro y aumenta la oxigenación. Da una sensación de euforia por la adrenalina y es estupendo».

Además te puede ayudar saber llevar « los miedos de soltar el control , te hace sentir más ligero, te libera la espalda». Yeye cuenta que «aunque no pude completar todos los ejercicios por mi situación, sí que es cierto que se me despertaron muchas emociones y pude sentir la conexión con el agua, la tierra y mi propio cuerpo».

También tiene como beneficio el estiramiento . «La media es que una persona aumente un centímetro tras la clase e incluso tengo el caso certificado de una persona operada de la espalda que creció tres centímetros después de recibir la clase».

Mejora además la apertura en el pecho frente a la constante postura ante el ordenador, el móvil, conduciendo y estar tanto tiempo sentado. « Al abrir el cuerpo y sus campos energéticos la gente se encuentra mucho mejor ». El principal foco es la espina dorsal y la oxigenación del cerebro. La máxima es que «el cuerpo siempre habla, hay que escucharlo porque sintomatizamos todo lo que nos ocurre».

Elma Hache PhotoArt

El yoga aéreo te ayuda a «sobreponerte a tus propios límites y a manejar el miedo en tu vida diaria , es decir, practicas en la esterilla y el cinturón pero luego esa experiencia se traslada a tu vida diaria y aprendes a sobreponerte a situaciones que antes te daban miedo y que, de pronto y casi por arte de magia, superas».

Para disfrutar de las clases hay que ir hidratado, no haber ingerido alimentos antes de acudir porque hay que ponerse bocabajo para realizar las invertidas.

Maite Méndez es formadora de yoga aéreo y cuenta con una amplia experiencia con grupos multidisciplinares y de diversos niveles, llegando a impartir la formación en castellano, inglés, y/o alemán.

Y dentro del yoga aéreo hay varias modalidades: el Flyhigh Yoga o la práctica con hamacas elásticas. «Se puede hacer más técnico con alineación o terapéutico o con carácter acrobático», describe la promotora de esta iniciativa, que también ofrece clases a través de Zoom, una modalidad que puso en marcha durante el confinamiento domiciliario.

Entre su abanico de opciones también está el Yoga meditativo y el Hatha Vinyasa ; organiza retiros en línea a módicos precios que la gente se puede descargar en casa, así como realiza acompañamientos y lecturas de registros akásicos .

Es importante reservar la plaza por adelantado, tanto on line como por teléfono, con una antelación mínima de una hora, ya que las plazas son limitadas. Dispone de material de yoga y llevan a cabo todas las medidas preventivas y de seguridad necesarias actualmente.

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