Reportaje
El adiós de la última pionera de la Policía Local de Cádiz
Paloma Rodríguez, una de las cuatro primeras agentes del Cuerpo, se jubila tras cuatro décadas superando barreras en un mundo de hombres
En 1981, hace casi 40 años, Paloma Rodríguez se cansó de esperar. El Cuerpo de la Policía Local de Cádiz seguía sin aceptar mujeres y, mientras en la Comisaría gaditana sólo había hombres, en otros cuerpos ya se permitía el acceso de las féminas.
Así que esta gallega afincada en Cádiz decidió apostarlo todo por dedicarse a lo que había querido desde pequeña, cuando ni siquiera tenía la certeza de que algún día pudiese participar en alguna oposición por el hecho de ser mujer. «Yo estaba ya desesperada y dije que me iba a Madrid a intentarlo en el Cuerpo Superior porque en ese ya podían acceder mujeres. Me iba a ir en verano, con todo el dolor de mi alma porque a mi lo que me gusta es esto: la policía municipal, la guardia, la que tiene contacto directo con la gente. En todos los cuerpos se ayuda al ciudadano, pero no es lo mismo. Y menos en Cádiz, que es pequeño y nos conocemos todos. Yo entonces tenía 23 años y lo tenía claro: mi idea siempre había sido ser policía», recuerda.
Sin embargo, en febrero todo cambió. Fue durante unos Carnavales, días después del fracasado golpe de estado de Tejero que acabaría por asentar los cimientos de una democracia que había llegado para quedarse. «Entonces ya conocía a algunos policías, que luego fueron compañeros míos, y me encontré a uno en el Falla. Me dijo: ‘Paloma, no te vayas para Madrid , que ya se va a aprobar’. Efectivamente, la convocatoria salió al poco tiempo y en septiembre hice los exámenes: pruebas físicas, escrito y dos orales: el temario y el callejero», rememora.
Cuatro décadas después de la llegada de las cuatro primeras agentes sólo hay 13 mujeres entre los más de 200 agentes policiales
Paloma Rodríguez fue una de las cuatro primeras mujeres que accedió a la Policía Local de Cádiz . Hoy es su primer día como jubilada y su adiós supone, casi 40 años después, la despedida de la última pionera del Cuerpo municipal.
Aquel grupo recorrió un camino difícil en un mundo de hombres. Rodríguez, conocida por muchos gaditanos por sus años de servicio en la calle -patrulló las barriadas de Cádiz hasta 2005, cuando pasó a segunda actividad por motivos médicos y ejerció desde la oficina-, recuerda como si fuese ayer decenas de anécdotas sobre su paso por el Cuerpo, muchas de ellas marcadas por el hecho de no ser hombre. Los jóvenes de su generación, paradójicamente, fueron «los que más problemas dieron» a este grupo de mujeres tras su incorporación.
«¡Que eran los más machistas, vamos!», resume la agente: «Decían que trabajar con las mujeres era ‘un problema de día y un compromiso de noche’. Así que nos fuimos a hablar con los responsables del servicio y les propusimos hacer un grupo formado sólo por mujeres . Tuvimos una reunión y el jefe aceptó sin problema. Recuerdo que un compañero dijo ‘vale, pero cuando tengáis problemas entre vosotras y os tiréis de los pelos no pidáis que se deshaga el grupo’. Al año nos volvimos a reunir... ¡Y el problema lo habían tenido entre ellos!».
«Las mujeres, incluso a día de hoy, tenemos que demostrar que valemos para esto desde el primer día. A los hombres se les supone»
En la calle también tuvo que soportar el grado de machismo propio de la sociedad de la época. Recuerda con naturalidad cómo más de un gaditano le mandó «a freír huevo» y «a casa» varias veces. «Un compañero me dijo una vez que no le volviese a mandar. Me dijo que quién era yo. Le dije: ‘Lo he hecho, lo hago y lo seguiré haciendo’», apunta orgullosa Rodríguez, que logra resumir en una explicación todas las anécdotas relacionadas con la discriminación que, en mayor o menor medida, sufre una mujer por el hecho de ser mujer en el Cuerpo: «Las mujeres, incluso a día de hoy, tenemos que demostrar que valemos para esto desde el primer día que entramos a trabajar. A los hombres se les supone que vienen valiendo. En la cartilla de la ‘mili’ ponía ‘valor: se le supone’. Pues aquí los hombres parten con eso, pero las mujeres tienen que demostrarlo. Eso sigue siendo así».
Lejos de conformarse con su puesto de policía, Paloma Rodríguez promocionó en el Cuerpo. En 1991 aprobó las oposiciones de oficial, aunque ni siquiera el ser mando le eximió de las reticencias. «Recuerdo una anécdota de cuando llevaba meses como oficial . Un fin de semana el Cádiz CF jugaba en Primera un partido importante contra el Madrid. Me dijeron que el sábado estaría como jefa de turno pero que el domingo, como había partido, me iban a poner un sargento al mando. Pregunté por qué;si yo valgo para jefa de turno el sábado, valgo el domingo. El amor propio te jode y te plantas:o los dos días o ninguno. Al final vino el Madrid y salió todo estupendo, pero tuve que demostrar que valía... y quién sabe si el sargento que me iban a poner estaba menos cualificado que yo».
La jubilación de la oficial Rodríguez deja a la Policía Local de Cádiz sin ninguna mujer en los puestos de mando
Su marcha, pese a los avances durante todos estos años, pone en evidencia que el acceso de las mujeres sigue siendo limitado. Sólo trece de los 204 agentes –uno de cada quince– son ahora mujeres y todos los mandos son hombres tras la jubilación de la oficial Rodríguez, única mujer que ocupaba ese cargo de responsabilidad.
De esta forma, el techo de cristal que esta gaditana de adopción había logrado romper se recompone en 2020. ¿Cómo se explica eso? «Son varias cuestiones. La oposición es más dura que en otros cuerpos, eso para empezar. Y encima las mujeres a veces se echan para atrás por la turnicidad, que da sus problemas, sobre todo cuando empiezas a tener hijos. Eso es así. Fíjate que decimos que ‘mi marido me echa una mano en casa’, no decimos ‘hace lo mismo que yo’. Yo personalmente no lo digo, pero es así, igual que con los hijos. Al final la oposición para ascender requiere mucha dedicación durante meses en los que prácticamente te dedicas en exclusiva a eso en el tiempo que te queda después de trabajar. Si le añades estar en casa, los niños... Eso sí, el hombre no tiene problema, eso es un clásico. Pero las mujeres lo tenemos más complicado».
Rodríguez, reconocida por todos en Comisaría, es una referente para las compañeras que deja en el Cuerpo. Una de ellas es Isabel María Pérez, que aprobó las oposiciones diez años más tarde y ahora toma su relevo asumiendo sus funciones. «No es lo mismo lo vivido cuando ellas entraron que lo que vivimos nosotras. Notas cosas porque, como ella dice, tienes que demostrar que sirves para lo que has aprobado y siempre estás en el punto de mira, pero ni punto de comparación», admite, mientras se deshace en halagos con su ya ex compañera: « La tranquilidad que he llevado patrullando con Paloma no la he llevado con ningún otro mando . Tener al policía contento es muy difícil. Y ella lo hacía. Mandar manda igual que el resto, pero son las formas, darle a cada policía lo suyo y saber que, si hay una bronca o problema, ella va a estar delante siempre», apunta, mientras Rodríguez retoma el hilo: «Es que las mujeres tenemos una cosa que no tienen los hombres: nos gusta el consenso. Eso aquí -en la comisaría- es positivo . El hombre para eso es distinto».
La histórica agente seguía sin recoger las pertenencias su taquilla a pocos días de su marcha definitiva, cuando se produjo esta entrevista. «Vamos, seguiré viniendo por aquí de vez en cuando porque a mi esto me gusta mucho, es vocación pura. De hecho me está costando trabajo dejarlo... El uniforme me llena la vida ».