SUCESOS
Así se acaba con el negro y exterminador negocio de la angula en el Guadalquivir
La Guardia Civil asesta un duro golpe a la pesca furtiva en la desembocadura del río, completamente prohibida, que genera serios daños al resto de especies y son un peligro para la navegación
En el operativo se están desmantelando 54 plataformas flotantes con las que capturaban sin permiso crías y que a menudo sirven de escondite para los narcos
«Arrasan con todo». Una patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil se acerca a lo que parece un barco abandonado. Está lleno de óxido, fondeado en medio del curso del río, inmóvil, sin aparentes visos de que fuera capaz de navegar. Sin embargo, ahí está. Cumpliendo su labor. La que le han encomendado. De babor y de estribor le salen unos brazos metálicos (cuatro) y de ellos cuelgan las mallas que van cambiando cada vez que la marea es creciente. Su función es conseguir el botín más codiciado: angulas. Pendientes de ellos esperan los riacheros, como comúnmente se conocen a los pescadores furtivos que llevan años y años dedicándose a este arte de persiana, ilícito, pero que durante mucho tiempo -por marañas administrativas varias y porque es una cuestión incómoda socialmente- se ha permitido.
Sin embargo el «daño» que ocasionan cada vez es mayor . En varios sentidos. Por un lado, están pescando una especie cuya captura está prohibida en Andalucía desde 2010. Por otro, y consecuentemente, lo hacen sin ningún tipo de permiso, papel, licencia, control... Además, causan un serio problema para la biodiversidad de la zona porque sacando anguilas aniquilan cientos de especies y encima, fondean en medio del oscuro río suponiendo un peligroso riesgo para otras embarcaciones.
Por ello la Guardia Civil ha querido poner de una vez coto a esta práctica ilegal y desde este miércoles ha puesto en marcha una operación, bautizada como 'Ave Fénix' , por la que desmantelarán 54 anguleras que hasta ahora permanecían como barcos fantasmas en el estuario del Guadalquivir desde Sevilla a Cádiz. De ahí que hasta 120 efectivos de la Guardia Civil, Junta de Andalucía y de la Capitanía Marítima con apoyo de medios aéreos y marítimos, se hayan puesto manos a la obra para zanjar -al menos por el momento- una problemática asumida que parecía eterna.
«Es casi una hora de trabajo lo que supone desmantelar cada una de ellas», explicaba el coronel jefe de la Guardia Civil de Cádiz, Jesús Núñez. «Pero es muy necesario. Y no solo porque sea una práctica ilegal sino porque ese producto va al consumidor sin pasar ningún tipo de control con el riesgo que ello supone». Los beneficios de estos furtivos se pagan a precio de oro. Aunque venden anguilas y camarones también en negocios locales, el contrabando llega al mercado negro internacional, con especial incidencia en China donde se llega a pagar 7.000 euros por un kilo, o tras prepararlos como productos 'gourmet', hasta 20.000 . «Se da la curiosa circunstancia de que muchas de estas anguilas vuelven a España tras pasar por China envasadas y distribuidas por ejemplo como anguilas en salsa», comentaba el catedrático en Biología de la Universidad de Córdoba, Carlos Fernández, uno de los mayores expertos en macrofauna acuática de España.
Como explica el profesor, el estuario del Guadalquivir es una de las zonas más importantes de la fase de cría y engorde de más de un centenar de especies diferentes, por lo que el daño que se puede producir al pescar con redes de un milímetro de luz de malla -«prácticamente como una tela, no se pesca se filtra el agua»- es «un claro exterminio». El cálculo es atroz . Con cada marea, en cada uno de estos copos los furtivos atrapan a 1.700.000 individuos alevines por cada 3.000 angulas –aproximadamente un kilo–. Así que si se siguen sumando, por cada calado y día, el número de pescados que se quedan muertos en estas redes es casi incalculable.
«En el Guadalquivir se crían todos los boquerones, sardinas, lenguados, acedias, langostinos que después se pescan en el Golfo de Cádiz. Si durante esta estancia de los alevines se ponen las redes estos se tiran muertos y son miles», explica el experto. Una cifra exacta: en mayo pasado se llegó a los 150 kilos de alevines muertos por kilo de angulas.
Furtivos y narcotráfico
Pero además, según explicaba el subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, también presente en el operativo, estas plataformas son un «riesgo evidente» para la navegabilidad del río. En muchas ocasiones se encuentran en medio del curso fluvial, algo que a menudo ha provocado accidentes, como en algunas de las persecuciones a narcos.
Y justo en el narcotráfico aunque no de manera directa y continua pero sí ocasional, estas plataformas sirven también de 'guardería' temporal para los que trafican con hachís por la autopista del Guadalquivir. La prueba evidente es que en el arranque de este operativo los agentes encontraron ocultas en una de estas 'anguleras' unos fardos cuando la estaban desmontando. «A veces si se ven sorprendidos los pueden meter ahí para esconderlos y luego, si pueden, volver a por ellos», comenta un agente experto en perseguir este delito.
Se calcula que en la zona 'trabajan' unos 150-200 riacheros , conocidos y consentidos en la zona por esa disparidad social entre lo ilícito y la supervivencia. Justo también en el arranque de este operativo, a primera hora, dos furtivos eran sorprendidos cuando estaban cambiando los copos. Sobre ellos, depende de la infracción que exactamente estén cometiendo, caerá una multa o incluso castigos mayores si esta infracción supusiera un quebranto penal.
«Esto es una barbaridad y hay que defender lo nuestro porque si no acabarán con todo», decía el cocinero Ángel León, también presente en la actuación. «Además desde el punto de vista culinario es incomprensible el valor que se le da a este pescado insurso, sin sabor ninguno, y el daño que está causando de esta forma. No lo entiendo».
De momento, y desde este jueves, las 54 estructuras con las que se cometía esta ilegalidad no estarán disponibles. Al menos por un tiempo y bajo el riesgo de un firme propósito: «La Guardia Civil no lo va a permitir y seguiremos actuando cada vez que tengamos los medios necesarios para hacerlo», se comprometía el coronel.