ELECCIONES 26-J

La abstención y el hartazgo juegan en casa

Arranca la campaña electoral en la provincia con la incógnita de los indecisos y un llamamiento desesperado a la participación

JAVIER RODRÍGUEZ

La abstención y el hartazgo son dos factores que juegan en contra en las elecciones del próximo 26 de junio. El plante de los electores se ha convertido en una seria amenaza para los candidatos que iniciaron anoche, por segunda vez en menos de seis meses, la carrera hacia la Moncloa. La falta de acuerdo político y la imposibilidad de llegar a un consenso para formar gobierno han colmado la paciencia de los votantes, que se enfrentan ahora a un nuevo proceso electoral sin tener claro su voto. Esta es una de las conclusiones que se extrae del resultado que ha arrojado la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que da por ganador al PP y confirma el ‘sorpasso’ de Unidos Podemos sobre el PSOE.

Sin embargo, este sondeo de opinión, uno de los más fiables que se emiten, aclara que un tercio de los votantes no tiene aún decidido el voto, es decir, el 32,4%, de los encuestados se muestra indeciso. La provincia de Cádiz no es ajena a ello. El pasado lunes lo demostró en Jerez el secretario general del PSOE y candidato a la presidencia de Gobierno por esta formación política, Pedro Sánchez, quien hizo un llamamiento a la desesperada para que sus simpatizantes acudieran en masa a las urnas el 26-J. De esta respuesta depende la estabilidad o el fracaso del PSOE. La encuesta del CIS revela también que el panorama gaditano permanece inalterable con respecto al resultado obtenido el pasado 20 de diciembre, es decir, se mantiene el mismo tanteo: PSOE y PP se reparten cada uno tres diputados, mientras que Unidos Podemos no pasa de los dos y Ciudadanos de uno.

El resultado en Cádiz queda muy lejos del de las generales de 2011 cuando los populares llegaron a lograr hasta cinco escaños gracias a los 291.675 votos que obtuvieron durante aquella jornada electoral, lo que significó el respaldo del 47% del electorado. Por el contrario, los socialistas mantendrían los tres con los que ya cuentan tras obtener 203.028 apoyos hace cuatro años, el 32%. Este tanteo se redujo el pasado 20 de diciembre cuando irrumpieron las nuevas fuerzas de Podemos y Ciudadanos en el panorama político. En las generales de diciembre el PSOE obtuvo en la provincia el respaldo del 28%, mientras que el PP, el 27%. Podemos logró entonces el 20,1% y Ciudadanos, el 14,6%.

Llamada de socorro

«Os necesitamos a todos». Esta fue la frase más repetida por Sánchez y por la presidenta de la Junta, Susana Díaz, en el mitin de precampaña que ambos protagonizaron en el jerezano museo de las Atalayas el lunes. La abstención es ahora el principal enemigo de la familia socialista y no quieren perder ni un solo voto. De hecho, la amenaza de Unidos Podemos de conquistar el voto rural de la Sierra de Cádiz ha puesto en guardia al PSOE, ya que teme que su principal granero de votos en la provincia cambie de manos.

La provincia de Cádiz ha contado siempre con un índice de abstención alto. Mientras que en las convocatorias de las últimas generales se ha movido entre el 30%, en marzo de 2004, y el 36,2%, en noviembre de 2011, la situación cambia cuando las elecciones son autonómicas, donde la abstención siempre ha rayado el 40%. En las autonómicas de mayo de 2015, donde el PSOE ganó por mayoría simple y necesitó del apoyo de Ciudadanos para gobernar, la abstención en Cádiz se situó en el 43,8%. En las municipales, la provincia también está por encima de la media nacional en abstención, con una media del 40%. Así, las elecciones de mayo de 2015, donde el PP perdió la mayoría absoluta que tenía desde hacía veinte años, la abstención fue del 43,8%. Sin embargo, donde la abstención alcanza sus mayores cotas de protagonismo es en las elecciones europeas. En la convocatoria de junio de 2004, el nivel de abstención en Cádiz fue del 67,6%.

Dos semanas de campaña

El arranque anoche de la campaña electoral coincidió con la publicación de la encuesta del CIS que deja en muy mal lugar las aspiraciones del socialista Pedro Sánchez. El PSOE alcanzaría el 21,2% de los votos, frente al 22,01% del 20-D. Una pérdida de ocho décimas que se traduce en la fuga de hasta 12 escaños: de los 90 de diciembre hasta los 78-80 de este estudio. El PP crece ligeramente en porcentaje, del 28,72% al 29,2%, y se le escaparían entre dos y cinco actas.

El PP ganaría, por tanto, las elecciones generales del 26 de junio, pero perdería entre dos y cinco escaños, lo que le sitúa en una horquilla de entre 118 y 121 escaños, es decir, menos de los 123 que obtuvo el 20-D, alejándose así de una mayoría que le permitiera gobernar. Sin embargo, los populares subirían en porcentaje de votos, hasta el 29,2%. Como ya reflejaron las urnas hace casi seis meses, la formación tendrá que pactar si quiere conservar el Gobierno, ya que, en ningún caso, alcanzaría la mayoría absoluta fijada en 176 diputados.

Por su parte, Unidos Podemos se encarama hasta el 25,6% (24,33% en las últimas generales, sumando los datos de Podemos e IU) y podría sentar a entre 88 y 92 parlamentarios, por los 69 de la formación morada y los dos de IU-Unidad Popular de hace medio año. Ciudadanos, finalmente, apenas varía: 38-39 sillas en el Congreso y 14,6% de los sufragios (13,93% y 40 actas en diciembre).

Los socialistas solo superan claramente a los de Pablo Iglesias en Extremadura, Andalucía y las dos Castillas, pero en todas ellas le recorta diferencias. El 20-D el PSOE obtuvo en Andalucía 22 escaños, mientras que Podemos logró 10 actas. Es decir, 12 diputados de diferencia. Los datos de la encuesta del CIS pronostican ahora que los socialistas obtendrán 20 escaños y Unidos Podemos subirá hasta los 13. Con lo que la diferencia se recortaría a 7 diputados en Andalucía.

Ningún partido alcanzaría, de nuevo, la mayoría necesaria para gobernar y, por tanto, necesitarían llegar a acuerdos. La ley establece que el candidato propuesto por el Rey será investido presidente si obtiene la confianza de la mayoría absoluta de los diputados en primera votación -176 en una Cámara de 350- o la mayoría simple -más votos a favor que en contra- en la segunda convocatoria, 48 horas después.

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