CAMBIO CLIMÁTICO

El 80% de los esteros de la Bahía de Cádiz se encuentran en desuso

Las marismas cumplen una triple función en la lucha contra el cambio climático, por lo que se hace imprescindible la restauración de la actividad en estos espacios naturales

El 80% de los esteros de la Bahía de Cádiz se encuentran en desuso JPB

José Pedro Botella

Según estiman los expertos en cambio climático, debido a una mayor frecuencia de exposición a inundaciones , municipios como San Fernando o Puerto Real verán recortadas sus dimensiones actuales en el próximo medio siglo.

Por su configuración y por estar inmersos en zona de marismas, estas localidades y el resto de la Bahía de Cádiz tienen otro problema añadido: el abandono de sus esteros. «Más del 90% de lo que conocemos como marismas del Parque Natural de la Bahía de Cádiz son transformadas desde hace siglos en salinas y esteros. Éstas se han enfrentado a un progresivo abandono desde hace décadas», explica Javier Benavente González , profesor titular del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Cádiz (UCA).

Los esteros como dique contra el cambio climático

El también vicedecano de Ordenación Académica e Infraestructuras de la Facultad Ciencias del Mar y Ambientales ahonda en la problemática del abandono de los esteros al precisar que «están perdiendo las vueltas de afuera, por lo que se convierten en zona inundable».

De seguir por este camino, considerando el aumento constante del nivel del mar, « cada vez tendremos más zonas inundadas , áreas que no se van a transformar en marismas naturales y en lugares como Puerto Real o San Fernando el mar llegaría a orillas de las viviendas. El proceso es lento, pero es inexorable».

Las marismas cumplen una segunda función contra el cambio climático, puesto que actúan como sumideros de CO2 . Uno de los objetivos de la UCA pasa por lograr que, debido a esta capacidad, los esteros sean considerados como parte del mercado de carbono al igual que los bosques. De esta forma, «las empresas podrían decidir invertir en esteros para mejorar su huella de carbono. Es una posibilidad de futuro muy interesante».

Los investigadores trabajan para cifrar el grado de captación que tienen las marismas con el objetivo de publicar sus resultados «antes de finales de año». Este estudio se ha realizado en diversos espacios: desde una explotación tradicional, marismas naturales o la propia Salina de La Esperanza que gestiona la UCA. «Se han obtenido muestreos a lo largo de toda la Bahía y en diferentes ambientes», aclara.

Javier Benavente, junto al grupo de investigación que dirige, lleva más de 20 años estudiando el impacto del cambio climático en las costas, principalmente aquellas expuestas a inundaciones o al avance del mar.

Además de las actuaciones contra el cambio climático antes consideradas, los expertos tratan de conseguir nuevos fondos para conocer el papel que realiza la marisma para laminar las inundaciones y como disipador de la energía del oleaje .

Éxito de la pequeña inversión privada

Para que estas marismas cumplan su función de dique contra el cambio climático deben perdurar en el tiempo . La crisis es acuciante y es que, según estadísticas manejadas por la propia institución docente, el 80% de los esteros de la Bahía de Cádiz se encuentran en desuso .

Tal y como reconoce el docente, «desde hace años hemos propuesto que se retome la actividad en los esteros». Esta restauración, aunque ayudada en algunos casos con dinero público, «no es viable si detrás no va a haber un empuje privado, preferiblemente pequeña y mediana empresa con ideas nuevas ».

Las salinas Preciosa y Roqueta (Marambay), San Vicente (San Fernando) o Chiclana son ejemplos de un desarrollo sostenible que apuesta por nuevas fórmulas para diversificar la actividad y considerados como «ejemplos de rentabilizar la inversión en los esteros apostando por amplificar la actuación y repercusión en diferentes sectores».

«Ese es el camino. Se puede apostar por un uso hostelero y de productos gurmé ; creación de un turismo sostenible y de calidad, como el de observación de aves; uso cosmético de algas y otros productos del mar; potenciar el pescado del estero o desarrollar salinas artesanales como en el sur de Francia donde se vende a mayor precio».

El reclamo hacia que pequeños inversores privados decidan apostar por iniciar un modelo de negocio sostenible en las hectáreas desocupadas de actividad no se hace tan necesario habida cuenta del interés de éstos dado que la gran mayoría de empresarios proceden o han tenido contacto con el sector.

«El problema fundamental que tenemos en la Bahía», resume Benavente, «se encuentra en que existe un gran número de marismas que ahora mismo tienen una concesión administrativa y en la misma no se está realizando la actividad para la que está concedida esta licencia».

Esto produce una baja disponibilidad de esteros para invertir. «Este problema se atajaría revisando las concesiones. Una concesión que no está realizando la actividad para la cual fue encomendada debería revertirse».

A la inoperatividad del terreno se le suma el riesgo de que esta concesión caiga en manos poco convenientes, como sucedió recientemente en los terrenos de La Leocadia en San Fernando y que en hoy en día siguen sin explotarse y en estado de abandono .

« Por eso es mejor recurrir al pequeño empresario . Normalmente van a ser personas allegadas al territorio, con ideas claras y una mentalidad de esfuerzo y no de generar un beneficio rápido y elevado», comenta el investigador.

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