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Una ola de violencia con más de 200 muertos recibe a Rumsfeld en Irak
Altos mandos del Ejército de EE UU reconocen por primera vez que el país del golfo Pérsico vive una guerra civil
Actualizado: GuardarDonald Rumsfeld no eligió bien las fechas. La visita sorpresa que el secretario de Defensa estadounidense llevó a cabo ayer a Irak coincidió con una escalada de violencia sectaria que se ha cobrado la vida de más de doscientas personas en las últimas 48 horas, la mayoría en Bagdad. Quizá por ello no pudo trasladar al escenario de batalla la filosofía que sí defiende Bush en la Casa Blanca. Aquella con la que intenta convencer a los norteamericanos de que la situación va camino de mejorar, pero que la realidad desmiente cada día.
Por ello, consciente de que esas mismas palabras no tendrían ningún éxito en Bagdad y en la actualidad, Rumsfeld centró su intervención en asegurar que Estados Unidos no tiene previsto reducir el número de soldados desplegados en el país pérsico, cuya cifra ronda los 130.000. «Todavía no hemos llegado a ese punto», indicó en una rueda de prensa celebrada junto al jefe de las tropas en Irak, general George W. Casey.
Asimismo, agregó que antes de que Estados Unidos retire sus fuerzas, los mandos militares tienen que realizar una «revisión completa» sobre el terreno, y a través del diálogo, llegar a un acuerdo con los responsables iraquíes sobre las necesidades de seguridad. Asimismo, el responsable norteamericano destacó que el número de militares iraquíes y estadounidenses desplegados en Bagdad ha aumentado de 40.000 a 55.000, aunque no precisó si parte de los nuevos 15.000 efectivos eran norteamericanos ni desde cuándo se encuentran en la capital.
La presencia de Rumsfeld en Irak coincide con el aumento de los llamamientos en este país árabe a favor de la elaboración de un calendario para la retirada de las tropas estadounidenses. Varios responsables iraquíes y estadounidenses han subrayado en los últimos meses la posibilidad de una limitada reducción de las tropas a finales de este año y durante 2007, aunque vinculan este paso con la existencia de un Ejército nacional capaz de proteger la seguridad.
«Prender la mecha»
El general Casey admitió por primera vez que «los grupos terroristas y los escuadrones de la muerte» son los que han llevado a Irak al borde de una guerra sectaria y subrayó que estos quieren «prender la mecha» del conflicto. El alto oficial agregó que los miembros de la organización terrorista Al-Qaida realizan atentados para mostrar que todavía están activos, a pesar de la muerte de su líder en Irak, Abú Musab al-Zarqawi, el 7 de junio en un bombardeo cerca de Baquba, a 55 kilómetros al noreste de la capital.
El responsable del Ejército agregó que existe un plan paralelo al de Al-Qaida para matar ciudadanos, llevado a cabo por «las milicias chiíes radicales». Casey acusó a estos dos grupos de la escalada de violencia que se ha produ- cido en Bagdad y se comprometió a aumentar el número de tropas estadounidenses en la ciudad.
Deberá darse prisa porque la situación parece insostenible, con una media de un centenar de muertos víctimas de la violencia cada día. Ayer, entre otras expresiones del horror, los cadáveres de veinte civiles chiíes que fueron secuestrados horas antes por un grupo armado fueron hallados en la provincia de Diyala. Además, al menos siete personas perdieron la vida en un atentado suicida perpetrado en Nuevo Bagdad, un barrio mixto chií y suní del sureste de la capital.
Rumsfeld, que llegó procedente de Afganistán, se fue horas después de que se entrevistara con los mandos norteamericanos y con el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki. Una vez más no vio nada más allá de la base militar en la que aterrizó rodeado de fuertes medidas de seguridad.