Sociedad

Cuando los huesos revelan la edad

José Luis Prieto describe la labor de los médicos forenses a la hora de hacer frente al examen de un cadáver

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Los cursos de verano de la UCA se reanudaron, tras su primera pausa dominical, con una nueva jornada de seminarios, en los que destacó la presencia del doctor José Luis Prieto, subdirector del Laboratorio de Antropología y Odontología Forense AIF de Ma-drid. El profesor José Luis Romero Palanco fue el encargado de coordinar el seminario sobre la Introducción a la antropología forense.

Con un aforo completo, Prieto centró su intervención en la estimación de la edad en relación a los restos óseos, título de su intervención. Para situar la temática, comenzó por distinguir las labores que desempeñan los médicos forenses a la hora de encontrarse frente a un cadáver o a sus restos.

A todos los asistentes, conforme avanzaba la intervención, les llegaba a la memoria un recuerdo: la gran tragedia que se vivió el 11 de marzo de 2004 en Madrid. En relación a este aspecto, el doctor fue conciso a la hora de afirmar que «tras los atentados se había llevado a cabo una evolución positiva en relación al campo de la medicina forense pero en el caso del ámbito docente, ese avance no había sido tan destacable». Y añadió,«ahora estamos mucho más preparados para ha-cer frente a un suceso como el que vivimos».

La intervención del doctor pretendía ser una breve introducción al trabajo que diariamente desempeña su laboratorio. Siempre, desde el prisma del estudio de la edad del fallecido. Para comenzar un caso, los médicos forenses tienen que determinar en primer término las posibles causas de la muerte y si los restos, que tienen encima de la mesa, pertenecen a seres humanos. «Casi un 10% de los casos para analizar que nos llegan al laboratorio son de restos no humanos, por lo que se descarta inmediatamente la investigación».

Otro de los pasos previos es determinar el número de individuos que compondrían esos restos, para posteriormente realizar el historial biológico, especificando la edad, sexo, raza y los hábitos u ocupaciones de la víctima.

Los médicos forenses se valen de técnicas para establecer, con cierta fiabilidad, la edad del pa-ciente, pero es la experiencia y la observación son los aspectos más importantes. Para lograrlo se diagnostica, de distinta ma-nera, cada etapa del ser humano. Es decir, desde la edad fetal o prenatal, pasando por la infancia, la pubertad y, por último, la adulta. Algunos de los métodos más empleados son el estudio dentario, el esqueleto postcraneal -costillas y pubis- , los microscópicos -actividad continua de las células óseas-, bioquímicos y, por último el radioisotópico, relacionado con el nivel de carbono radioactivo, el conocido carbono 14.