CUMBRE. La comisaria europea Ferrero-Waldner, Benmoussa, Moratinos y Benaissa, ayer. /. EFE
ESPAÑA

España ofrece 30 millones de euros para programas de desarrollo en África

Moratinos y Rubalcaba dicen que si no se regulan los flujos migratorios se desbordará la capacidad de gestión Exteriores desvincula este fondo del control de fronteras

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España no llegó con los bolsillos vacíos a la I Conferencia Euroafricana de Inmigración y Desarrollo, en la que se ha convertido en el país estrella a pesar de no ser el anfitrión. El titular de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ofreció 30 millones de euros para programas de desarrollo en el continente negro que ayuden a frenar las continuas oleadas humanas hacia el primer mundo. El ministro, que ayer participó en la apertura oficial de la reunión que se celebra desde el domingo en Rabat y que congrega a 57 Estados, destacó que se trata de la «primera conferencia que reúne a países de origen, tránsito y destino para hablar de inmigración y desarrollo».

Moratinos no ocultó por mucho tiempo su golpe de efecto: «España está dispuesta a liderar la constitución de un fondo de desarrollo regional africano» que desincentive la inmigración irregular. Este fondo, que formará parte del denominado Plan de Acción de la cumbre de Rabat, estará dividido en dos partidas. La primera, de 20 millones irá destinada a mejorar los transportes, las comunicaciones, la energía y la distribución de agua en la zonas de origen.

Además, con ese dinero se engrosarán las arcas de una línea de proyectos para el desarrollo humano sostenible diseñada por los gobiernos senegalés y marroquí dentro de los Objetivos del Milenio. La segunda parte de la ayuda española, otros diez millones, según Moratinos, tendrá como destino el «relanzamiento» de los fondos de microcréditos, la puesta en marcha de una «estructura regional financiera» para la promoción de empleo, la cooperación para el retorno de los inmigrantes irregulares y la creación de programas de inmigración «temporal y circular» y de movilidad de estudiantes.

El ministro de Exteriores, que apadrina esta conferencia junto a su colega marroquí, Mohamed Benaissa, quiso desligar este dinero del control de los flujos. «La relación que existe entre migración y desarrollo no debe confundir nuestro objetivo porque el desarrollo de África es un reto en sí mismo, que no se subordina al tema migratorio». «No obstante -puntualizó- la erradicación de la pobreza y la promoción de un desarrollo humano sostenible pueden contribuir, de modo decisivo, a que no exista una migración forzada».

Capacidad desbordada

Moratinos, que acudió acompañado del ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba y de la secretaria de Cooperación, Leire Pajín, invitó al resto de los países a convertir la conferencia en el punto de partida de un «partenariado responsable» entre África y Europa para hacer de los flujos humanos un factor de desarrollo. Sin embargo, advirtió que el viejo continente no puede seguir admitiendo la llegada incontrolada de africanos porque «la experiencia demuestra que si este fenómeno desborda nuestra capacidad de gestión produce múltiples efectos negativos».

Pérez Rubalcaba subrayó que Europa «no tiene posibilidades para gestionar una afluencia masiva y desordenada» y que en esas circunstancias «no puede garantizar condiciones de vida dignas». Además, recordó la sangría que la inmigración clandestina supone en los países pobres. «África -explicó- no puede permitirse que los ciudadanos más cualificados se marchen, que pongan su vida en manos de delincuentes». Reclamó mayor esfuerzo a los Estados africanos para luchar contra las mafias de inmigración porque, señaló, esas redes son también responsables del tráfico de drogas, armas y falsificación de documentos».

Por otra parte, España logró en la primera sesión oficial de la cumbre uno de sus principales objetivos: arrancar gestos de solidaridad de Marruecos y Francia, sus dos principales aliados en ambas orillas de Mediterráneo en la lucha contra la inmigración clandestina. Nicolas Sarkozy, y Mohamed Benaissa reconocieron la necesidad urgente de actuar.