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Grupos chiíes recrudecen sus ataques contra mezquitas suníes

Japón inicia la evacuación de las tropas que tiene desplegadas en Irak

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Los ataques contra cuatro mezquitas suníes, que dejaron al menos seis muertos, más el enfrentamiento de la madrugada de ayer entre milicianos y tropas regulares confirma la cada vez mayor virulencia de los grupos insurgentes chiíes en Irak. Aunque los ataques contra los templos no fueron reivindicados por ninguna facción, todo indica que fue obra de chiíes radicales en represalia por el atentado del jueves contra varios peregrinos en Kufa, que se saldó con trece muertos.

Las acciones contra templos suníes se produjeron en los barrios bagdadíes de Waziriya y Al-Yihad, además de en la ciudad de Baquba, y en ellas los terroristas utilizaron coches bomba, artefactos explosivos y metralletas. Los ataques se produjeron pese a que el Gobierno prohibió el tráfico rodado en la capital entre las 11.00 y las 15.00 (hora del rezo), precisamente porque temía atentados contra mezquitas. En el barrio de Al-Yihad, un coche bomba explotó junto a la de Fakhri Ibrahim Shanshal en el momento del rezo, y seguidamente varios hombres ametrallaron a los feligreses. Tres personas quedaron muertas y siete más heridas. En Waziriya, la mezquita de Al-Nidá se vio sacudida por un artefacto, que segó la vida de dos niños y causó heridas a tres personas más. Otro templo del mismo barrio también fue atacado con bombas, pero sin provocar víctimas. Y en Baquba, otro edificio religioso suní también fue blanco de una explosión, que dejó un muerto y seis heridos, según las fuentes. Pero los atentados no fueron sólo antisuníes, ya que un coche bomba estalló junto a una mezquita chií en la ciudad de Singar, causando la muerte de seis personas y heridas a otras 45.

Choques en Ciudad Sadr

También la madrugada de ayer, milicianos del Ejército del Mahdi, fieles al clérigo Moqtada al-Sadr, protagonizaron cruentos enfrentamientos con las tropas estadounidenses e iraquíes en la depauperada Ciudad Sadr, un barrio de Bagdad donde viven en condiciones precarias más de un millón de chiíes. Según fuentes policiales, un grupo de insurgentes apostados en una azotea abrió fuego contra un grupo de militares. La patrulla conjunta respondió al fuego, y pidió ayuda de helicópteros artillados norteamericanos. Se entabló entonces un encarnizado tiroteo que dejó nueve muertos y 31 heridos, todos ellos milicianos.

Y mientras la violencia interreligiosa se intensificaba por todo el territorio iraquí, las tropas japonesas comenzaron ayer a retirarse del país árabe, tras una estancia de dos años y medio desplegadas. Un avión C-130 de las fuerzas aéreas niponas transportó a unos 30 soldados desde la localidad de Samawa, en el sur iraquí, a Kuwait.