Don Alejandro Varela
Actualizado: GuardarNo voy a decir ahora que era uno de los jugadores que más me gustaba del Cádiz porque no es así. Sus cualidades para esto de la pelota me parecen más que limitadas, pero él sabía aprovecharlas hasta sus máximos extremos. Por eso, como ocurría con Chico Linares, pese a provocar la ira de muchos aficionados, el 21 siempre acababa jugando. Por cierto algún día descubriré el porqué de llevar el número que un buen día lucieron Zidane o Míchel.
Alejandro Varela llegó al Cádiz con el reto de hacer olvidar a Rafael Sastre y ocupar la banda. Creo que ha jugado en casi todos los puestos menos de extremo derecho. Primero pasó al lateral diestro, luego al centro de la defensa e incluso jugó de lateral izquierdo. A mí particularmente me ponía muy nervioso. Aún recuerdo mi monumental enfado cuando fue expulsado en el minuto 3 durante un Cádiz-Melilla. Pero su capacidad de sacrificio hacía que el inquilino del banquillo siempre depositara una fe ciega en él. Así sucedió en la liguilla del ascenso a Segunda, donde terminó jugando como defensa zurdo porque José ya no confiaba en Duarte. Vaya partido que hizo contra el Logroñés en Las Gaunas.
Pero por encima de todo me quedo con el Varela persona. Profesional como la copa de un pino, dispuesto a darlo todo por el club para engrandecer a la entidad. Así podíamos verle inaugurando una peña o consolando a la familia de un inolvidable aficionado cadista fallecido hace un año. A buen seguro que en Murcia o en Caravaca de la Cruz le terminarán poniendo una peña. Aunque para cruz la de Javier Caravaca, su mayor valedor, que tendrá que buscarse otro ídolo.
Con toda seguridad, Alejandro Varela no formaba parte de ninguna de las listas de fichajes de los presidenciables madridistas. Pero por su forma de ser ya forma parte de la reciente historia amarilla. Y eso, que nadie lo dude, es más importante. Suerte.