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Navantia inicia la obra del mayor barco de la Armada y alcanzará su apogeo el próximo año
Los astilleros de Puerto Real y La Isla fabricarán el buque de aprovisionamiento de combate hasta diciembre de 2008 La industria auxiliar volverá a Matagorda en otoño para trabajar en los quimiqueros
Actualizado: GuardarEs la construcción 107 del astillero de Puerto Real, un número cualquiera en la producción de la histórica Matagorda que, sin embargo, tiene asegurado su hueco en la historia de la factoría por ser la primera obra militar que entra en sus talleres. Es el buque de aprovisionamiento de combate, el nuevo barco de la Armada para suministro que sustituirá al Patiño y que se convertirá en la mayor embarcación militar española en diciembre de 2008, fecha en la que está prevista su finalización.
Navantia inició ayer su construcción en el astillero de Puerto Real, aunque la obra se desarrollará en coordinación con San Fernando dentro de la nueva unidad de producción de la compañía. La obra tendrá un coste de 228 millones, y generará 475 empleos, con lo que el astillero puertorrealeño tendrá plena ocupación de su plantilla (600 trabajadores) a finales de este año.
También será en este último trimestre del año cuando la industria auxiliar vuelva a Matagorda para trabajar en los tres quimiqueros que comenzaron a fabricarse en mayo, mientras que su intervención en el BAC será menor porque el proceso de construcción es más lento «por su mayor sofisticación y el acero es más delicado».
Junto a estos dos proyectos, Navantia ya desarrolla doce lanchas de desembarco LCM-1E y el tercer catamarán encargado por la Junta de Andalucía. A estas producciones se sumarán en este orden, cuatro buques de acción marítima (ampliables a catorce), que están pendientes de la entrada en vigor del contrato; ocho patrulleras para Venezuela, que empezarán a cortarse a principios de 2007 y dos buques ro-ro para Transmediterránea dedicados a la carga y descarga de mercancía, que es el último contrato suscrito por Navantia y arrancará en primavera.
De esta forma, el momento de mayor actividad en los astilleros públicos de Puerto Real y San Fernando se alcanzará a finales del próximo año por la coincidencia de todos los proyectos que están en marcha o en cartera.
Sin embargo, el presidente del comité de empresa, Ramón Linares, aseguró que los trabajadores están «alarmados ante la actitud de Navantia», ya que cree que en la dirección central hay «una mano negra y gente interesada en que Puerto Real dé un cabezazo a medio plazo y se convierta en la oveja negra de la empresa». Linares justificó este temor en el «incumplimiento» de aspectos como la cualificación de profesionales como los proyectistas, la no renovación de mandos prejubilados o la incorporación de nuevo personal dentro de los límites impuestos por la UE. A su juicio, estos déficits pueden afectar a la carga de trabajo de la compañía, por lo que lo consideró una «irresponsabilidad» por parte de los responsables de la empresa pública.
Compleja ingeniería
La fabricación del BAC arranca un año después de que el ex ministro de Defensa José Bono diera la orden de ejecución y suscribiera el contrato con la Armada para encargar el proyecto a las factorías navales de la Bahía. En estos últimos meses, Navantia ha abordado el desarrollo de la ingeniería (aún en proceso), la formación del personal y la adaptación de las instalaciones para adecuarlo a los nuevos y mayores requerimientos del ámbito militar.
Uno de los elementos de mayor dificultad técnica y que le confiere singularidad es el equipo de suministro en la mar, un sistema que permite abastecer a unidades en alta mar. Además, está preparado para actuar en casos de guerra NBQ (nuclear, bacteriológica y química) y que dispone de doble casco, con lo que cumple la normativa antipolución exigida para rutas comerciales.