Ácido
Actualizado: GuardarUna de las adquisiciones más llamativas de La Sexta es Padre de familia, una serie norteamericana de animación creada por Seth MacFarlane que la nueva cadena emite a las tres de la tarde. Padre de familia trabaja el mismo terreno que Los Simpsons: una crítica ácida de la institución familiar, especialmente violenta hacia la figura del padre y con una suerte de hostilidad contenida hacia la madre. En ese contexto, la serie está llena de escenas encantadoras. Por ejemplo, el bebé encierra a su madre en un armario y le tira dentro una granada. La granada estalla, pero la madre sale indemne. El padre, mientras tanto, está en el bar con los amigotes, trasegando cerveza. Se lía una trifulca y la beoda concurrencia la emprende a tiros, unos contra otros.
Es muy gracioso, por así decir: las balas impactan sobre los cuerpos, pero nadie muere. También se ve caminar por ahí a la muerte, tópica figura de esqueleto, manto negro y guadaña. Para las tres de la tarde no está mal, ¿verdad? Los niños lo verán a la hora de comer y aprenderán que su padre es un gilipollas, su madre es una cursi y matarse, después de todo, puede ser muy divertido. ¿Cómo es posible que alguien haya concebido semejante engendro para los niños? Ah, no: es que Padre de familia no es un producto para niños. Su creador, el mentado Seth MacFarlane, la ideó como venganza gamberra de un joven que arrastraba problemas familiares y, evidentemente, para un público adulto consumidor de animación.
Pero aquí, en España, tendemos a pensar que la animación es cosa de niños, de público infantil. Y así nuestros canales, que no suelen prestar atención a nada que no sea el cálculo comercial, colocan los dibujos en horario para menores. Es lo mismo que pasa con Los Simpsons: una excelente serie de animación para adultos, una catástrofe pedagógica como producto para niños. Salvo que el programador piense que, después de todo, los americanos son como niños. Pero no: aquí hay un auténtico problema de responsabilidad. O, más bien, de falta de ella.