Lágrimas y orgullo alemán
Actualizado: GuardarAlemania entera soñó con el triunfo y con un nuevo título mundial durante 117 minutos, pero cuando Grosso logró marcar, toda la nación perdió el aliento y un lamento colectivo inundó la 'milla del aficionado' en Berlín. «Neiiin», gritaron al unísono casi un millón de personas que abarrotaron la enorme avenida en la noche del martes. «¿Nooo!», rugió la multitud aún incrédula.
Tan sólo un minuto después, la euforia casi apoteósica que había contaminado al país durante más de tres semanas se desvaneció por completo. Los alemanes se taparon el rostro con las manos y nadie sintió vergüenza cuando un río de lágrimas comenzó a borrar los colores de la bandera nacional que se habían pintado en el rostro. Después del hermoso gol de Del Piero, Alemania se hundió en una catarsis colectiva y un silencio casi fúnebre invadió la 'milla', al tiempo que sus héroes lloraban sobre el césped. «Abrupto final de un viaje de ensueño», resumió el 'Frankfurter Allgemeine Zeitung'. La nación se despertó ayer con una rara sensación de orgullo. «Pese a todo son héroes. Lloramos con vosotros», tituló el 'Bild', para seguir diciendo que «los italianos fueron simplemente mejores. Lo habéis dado todo». El consuelo no era gratuito. En la misma noche de la derrota y en la intimidad del vestuario, el equipo recibió una visita inesperada. La canciller, Angela Merkel , y el presidente del país, Horst Köhler, velaron a los de Klinsmann en su noche más triste. «Todo el país está orgulloso de ustedes», dijo Köhler. Hace dos años, contra corriente, Jürgen Klinsmann había anunciado que su meta era conquistar el cuarto título mundial. En la noche del martes, el seleccionador admitió que la derrota ante Italia era una píldora amarga que sería difícil de digerir, pero destacó que Alemania podía estar orgullosa de su selección. «Hay muchos motivos para el orgullo. Son todos muy jóvenes y han mostrado un espíritu y un carácter asombroso. Este torneo ha sido un éxito para el equipo y para todo el país y hemos mostrado una nueva cara de Alemania al mundo». Hasta Beckenbauer, detractor inicial de Klinsmann, espera que el técnico no regrese a su hogar en California. Recobrado el orgullo perdido, un grupo de aficionados colocó frente al cuartel general de la selección una enorme pancarta en la que se leía: «¿Gracias por el maravilloso fútbol que nos habéis mostrado. Sois los más guapos, los más listos y los más grandes!».