La Fiscalía rebaja las penas a los miembros del falso equipo de fútbol que traficaba con hachís
El Ministerio Público atendió al atenuante de drogadicción que concurría en todos los acusados desde su adolescencia Las condenas oscilan entre cuatro y tres años de prisión
Actualizado: GuardarUn chivatazo puso fin en octubre del pasado año a la actividad delictiva del falso equipo de fútbol Guillén Moreno, y sus jugadores, el entrenador y quienes los transportaban fueron ayer juzgados no por ir a competir a Ceuta, sino por utilizar la indumentaria deportiva para traer oculto desde esta ciudad a Cádiz hasta 15 kilos de hachís. Un delito contra la salud pública por el que se pedía entre 4 años y medio y tres años y medio de prisión, y que la Fiscalía estimó oportuno reducir por la atenuante de drogadicción que concurría en todos los acusados, politoxicómanos desde su adolescencia.
La operación se desarrolló tras tener conocimiento la Unidad de Drogas y Crimen Organizado de la Policía Nacional por varios informadores de la existencia de este equipo. Un primer seguimiento en septiembre permitió confirmar el soplo y un segundo, coincidiendo con el puente de Todos los Santos, en octubre, proceder a su definitivo desmantelamiento. Para ello, agentes de la Udyco siguieron el desplazamiento de la organización a Algeciras y en el viaje de retorno, y ya en la capital gaditana, se interceptaron los dos vehículos en los que viajaban, comprobándose cómo llevaban oculta la droga en espinilleras, musleras y cinturones, y encontrándose las ficticias fichas federativas de los imputados y otros jóvenes -nunca llegaron a ser tramitadas ante la Sociedad Andaluza de Fútbol Sala-.
Este dispositivo de vigilancia y seguimiento también permitió determinar el supuesto liderazgo de esta organización, que recaía en Moisés P. R., con antecedenes penales por robo, y que transportaba en su turismo a los miembros del equipo de la ciudad campogibraltareña a Cádiz.
Desde el banquillo, éste y otros cinco de los procesados, internos en las prisiones de Puerto II y Botafuegos, reconocieron todos los hechos que se les atribuían, mientras otros dos imputados, en libertad con cargos, los negaron: uno por omisión, porque rehusó declarar, y el segundo, porque no admitió la acusación. La situación de estos dos supuestos jugadores venía justificada en que se les colocaba como dos de los integrantes del conjunto deportivo que lograron huir en la operación policial y por la aparición de sus fichas federativas en uno de los vehículos. Sin embargo, sólo uno de los siete policías declarantes pudo identificar como uno de los huidos a Gonzalo V. L. que, además, al igual que el otro imputado, Fernando U. B., contó el respaldo del testimonio del resto equipo, que aseguró que sólo los conocían por ser vecinos del barrio.
Esta circunstancia llevó a los letrados encargados de su defensa a discrepar de la calificación del Ministerio Fiscal de tres años de prisión y solicitar su absolución. Una petición que también elevó el defensor de David P. D., que argumentó la necesaria rebaja de los 3 años de cárcel -antes se fijaron tres años y seis meses- a la absolución, por cuanto no quedó acreditado que su patrocinado, conductor de uno de los vehículos en los que se desplazó el equipo, mostrara voluntad de participación o conocimiento de la trama.
En los cinco casos restantes, la reducción de la condena formulada por el fiscal y a la que se adhirieron los letrados, fue de entre seis meses y un año, siendo la pena más alta para Moisés, por su supuesta condición de cabecilla de la organización, que quedó fijada en cuatro años. Para el resto del equipo las penas oscilaron entre los tres años y nueve meses para Bernardo M. P., que actuaba como entrenador, los 3 años y medio para José Antonio J. S., -se le imputaba además un supuesto delito de resistencia a la autoridad, que su abogado pidió que se redujera a la categoría de falta- y los tres años solicitados para Rubén R. H., Jonathan R. S.