Psicosis
Actualizado: GuardarLa espantosa tragedia del metro de Valencia se ha convertido para algunos en un símbolo. ¿Ha ocurrido por exceso de velocidad o por el deterioro de la vía y de los trenes? La Línea 1 estaba siendo tan polémica como la línea del Gobierno en sus conversaciones con ETA y eso no sólo está dividiendo a los ciudadanos, sino creando una quizá exagerada alarma que degenera en psicosis, con sus características alternativas de depresión y excitación.
«¿Un atentado, un atentado!», gritaban las víctimas del horroroso accidente, lo que prueba que si el llamado Estado de la Nación no es todavía pésimo, el estado de los nervios de los españoles deja mucho que desear.
Descartada la hipótesis del atentado, hay que achacarlo todo a la mala suerte y a la mala gestión, ya denunciada por Comisiones Obreras en septiembre del año pasado. Contra los heraldos negros es imposible luchar, pero la resistencia de los materiales es fácilmente calculable. Los antepasados de los que ahora intentan saltarse la valla de Melilla decían que «si la suerte quiere ir contigo, podrás conducirla de un pelo, pero si quiere alejarse romperá una cadena». De todas formas, la búsqueda de posibles culpables no debe distraer a nadie de lo primero que hay que hacer, que es ayudar, acompañar y resarcir, en la medida imposible en la que se puede compensar la pérdida de un ser querido.
Las desgracias inesperadas debieran hacernos reflexionar sobre las que nos buscamos a puro pulso. Además, sumarnos a los que están sufriendo es la única forma de unión que hoy por hoy podemos practicar los españoles. Ni siquiera están unidos los que rezan unidos, siguiendo la llamada del vicepresidente del Episcopado, Antonio Cañizares, que invitó a «orar por la unidad de España». Muchos católicos de base no están de acuerdo ni con las formas ni con la oportunidad.