Las calles de Cádiz
Actualizado: GuardarA estas alturas no es necesario que les explique que una calle peatonal en Cádiz es aquélla en la que los coches y motos pueden circular en ambos sentidos y a la vez, aquélla en la que si un incauto increpa al de la motillo se produce una gran trifulca que acaba con la cara colorada del foráneo y un sonoro po eso es lo que hay del avispado conductor, aquélla en la que se puede aparcar sin pagar zona azul porque no tiene aceras y donde apenas aparece la grúa. A estas alturas no es necesario que les explique que una calle peatonal en Cádiz es aquélla en la que se instala una terraza y justo al lado de la mesa aparcan dos camiones de carga, o de mudanza, o de descarga, o de butano, o de baldeo que cualquier hora es buena para trabajar en esta ciudad y más si es a partir del mediodía, que todos tenemos derecho a descansar y no sólo los funcionarios y los maestros.
A estas alturas no es necesario explicar que las aceras han desaparecido en gran parte de las calles del centro, aparentemente por aquello de la modernidad, la eliminación de barreras y esas cosas tan políticamente correctas y porque en la mayoría de ellas sólo se podía pasar en fila india y deprisa con aceras que apenas medían treinta centímetros. A estas alturas no es necesario explicar que la eliminación de aceras facilita el aparcamiento de coches y de motos, permite el doble carril en algunas ocasiones e incluso invita a los motoristas a recorrer las calles por la parte más llana -la de la antigua acera- sin menoscabo de las llantas de su vehículo.
A estas alturas no es necesario explicar que la remodelación de las calles del centro se ha hecho, se hace, en varias fases para manifestar explícitamente que se están arreglando las calles. En menos de siete años la calle Rosario se ha abierto tres veces y no precisamente para mejorarla; se suelen abrir a la vez calles que están paralelas para obligar a los viandantes a realizar una gymkhana o a coger rutas alternativas y así conocer más a fondo la ciudad que sonríe En fin, a estas alturas no es necesario que les diga nada.
Pero hay algo que realmente me inquieta. ¿De qué material están hechas las calles? ¿Dónde se compran esos adoquines con ese aspecto tan sucio y cochambroso? ¿Por qué cuando terminan de arreglar la calle parece más deteriorada que cuando la abrieron? ¿Qué pretensión tiene que el pavimento parezca irregular como si lo hubiera diseñado un niño?
¿Para qué se deja tanto espacio entre los adoquines? ¿para albergar colillas y porquería? ¿Por qué las calles se rematan con un pegote de cemento como si le hubieran venido cortas las losas?
Y no, no me digan po eso es lo que hay, que al final esa va a ser la marca.