Los Reyes se unieron al dolor de las familias en la Catedral
La cúpula política y judicial española interrumpió ayer su actividad para rendir homenaje a las víctimas
Actualizado: GuardarEl 'Clamoreo' es un toque de difuntos del siglo XV que no se escuchaba en Valencia desde 1992. Las nueve campanas de la torre del Miguelete habían repicado por última vez durante el funeral del arzobispo Roca. El tañido inconfundible -rápido, con subidas y bajadas- se sintió tres veces antes de que su sucesor, monseñor Agustín García Gasco, iniciara las exequias por los 41 fallecidos en el accidente de la Línea 1 del metro, una de las peores catástrofes ferroviarias de la historia de España.
Valencia vivió una de sus peores jornadas, calurosa y trágica. Horas antes del funeral, celebrado en la Catedral a las siete y media de la tarde, miles de personas se congregaron en los alrededores para esperar a los Reyes, que se situaron a la izquierda del altar mayor, por delante del presidente José Luis Rodríguez Zapatero y su esposa; del presidente del Congreso, Manuel Marín, y del presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps. Mezclados entre la multitud se distinguía a cientos de peregrinos y voluntarios del Encuentro Mundial de Familias -que se celebra esta semana-, algunos sentados en sus sillas portátiles, todos convocados a través de mensajes de móvil. «Quiero venir a esta misa para demostrar que no estamos aquí para pasar el tiempo», dijo un joven.
Flores y aplausos
El Arzobispado ha colocado crespones de las banderas del Vaticano que cuelgan de las fachadas por toda la ciudad. Benedicto XVI envió un telegrama en el que anunció que rezaba por las víctimas y pedía al Señor que «conceda consuelo y serenidad» a los familiares. El gentío los acogió con salvas de aplausos cuando cruzaron la entrada de la Catedral, que estaba inundada de coronas de flores.
Dentro aguardaban la alcaldesa, Rita Barberá, y dos antiguos presidentes de la Generalitat: Joan Lerma, actual portavoz del PSOE en el Senado, y Eduardo Zaplana, portavoz popular en el Congreso. También acudieron el líder de la oposición, Mariano Rajoy, y el coordinador de IU, Gaspar Llamazares. La cúpula política y judicial suspendió ayer sus actividades para rendir homenaje a los fallecidos en la estación de Jesús. Los Reyes encarnaron ese sentimiento de consternación colectiva al acercarse a los deudos para consolarles.
El arzobispo recordó que no estaban «solos en su dolor» y les animó a abrir sus corazones. «¿Cómo pudo Dios tolerar este exceso de destrucción?», se preguntó García Gasco. «Humanamente, lo único que se puede decir es que la vida es frágil y que la muerte es un misterio ante el cual sucumbe la razón».
La emoción no sólo se adueñó de la Catedral, donde siete campaneros repitieron el 'Clamoreo' al acabar la misa. En el Tanatorio Municipal se agolparon decenas de familias preparadas para recibir los féretros, procedentes del Instituto de Medicina Legal, y llorarlos en casa.