Cultura

Viejos maestros y detectives excéntricos

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En el escaparate de la novela negra internacional encontramos a autores consagrados como Donna Leon, Sue Grafton, Andrea Camilleri, la incombustible P. D. James, Donald Westlake, James Ellroy o Ruth Rendell. Son los jefes de la banda, los mandamases. A su lado, ocupando un lugar de importancia, está gente como Boris Akunin, John Connolly, Robert Crais o Michael Connelly. Sin embargo, pese a la sonoridad de algunos de estos nombres, es probable que los dos autores más celebrados e influyentes de los últimos años sean Thomas Harris y Henning Mankell.

Con su trilogía de Hannibal Lecter, Harris elevó la figura del psicópata a la categoría de protagonista capaz de fascinar a los lectores. Tras El silencio de los corderos, han sido muchas, quizá demasiadas, las novelas con psicópat. Los aficionados al género saben que pocas han conseguido ir más allá de la casquería para hacernos olvidar a ese refinado antropófago apellidado Lecter.

Mankell nos presentó en 1991 al inspector Kurt Wallander, uno de los grandes personajes de nuestro tiempo, y demostró que el peso de una novela negra también puede recaer sobre los hombros de un individuo corriente que está pensando en jubilarse. La serie de Wallander ha marcado la deriva de la novela negra europea, que en los últimos años ha comenzado a hacerse preguntas sobre la realidad de unas sociedades prósperas, modernas y considerablemente pacíficas.

Otra de las características de la nueva narrativa policíaca es la aparición de detectives, digámoslo así, pintorescos. Ante la avalancha de novedades y la presencia algo abrumadora de los grandes clásicos, los autores se esfuerzan en lograr que sus protagonistas resulten fácilmente reconocibles. Para ello tienden a otorgarles características contundentes y originales. Eso hace que el lector de hoy, a la hora de elegir la compañía de un investigador, tenga ante sí un catálogo extraordinariamente surtido que abarca todo el espectro social y presenta sus cotas de excentricidad. Ahí están, por ejemplo, Precious Ratswone, la investigadora ideada por Alexander McCall Smith, que decidió abrir su oficina junto al desierto del Kalahari, en Botswana; Charlie Parker, el detective de John Connolly que recibe mensajes del Más Allá, o Sonchai Jitpleecheep, el protagonista de John Burdett que trabaja en la policía de Tailandia y es practicante del budismo zen.