Prejubilados
Actualizado: GuardarDe eso de jubilar antes de tiempo a alguien, aunque le queden unos años donde en lo suyo es el mejor, en Cádiz sabemos tela. Pues aquí, si le preguntas a un niño que quiere ser de mayor, te dirá «prejubilado, como mi padre». Porque aquí trabajar ya es anecdótico. En mi barrio abrían seis bares a las cinco de la mañana para dar café a los que iban al currelo. Bueno, pues ya no abre ninguno ¿Pa que? Si somos tres los que nos levantamos tan temprano. Pues bueno, queríamos prejubilar a Francia, fíjate tú, con la de cositas que nos puede enseñar. Por ejemplo: como es que tiene un sueldo mínimo que dobla al nuestro, como usar las nuevas tecnologías para manifestarse en contra del gobierno y no para hacer macrobotellones; y de fútbol, qué nos enseñen de fútbol. De cómo ir a un mundial sin aspavientos, sin menospreciar al contrario, sin dar clases de tácticas o planteamientos mágicos. A jugar al fútbol. Sin cachondearse del enemigo después de derrotarlo, aunque sea el torito español, tan fanfarrón, tan caro, y que lo había menospreciado por su edad. O al prepotente brasileño, con sus excesos y sus pamplinas de niñatos y al que le pegan un baño para que se lleven callados y tratándolos de usted, por lo menos otros cuatro años. Enseñarnos a todos que el fútbol es un juego de equipo, donde todos son importantes y que las estrellas solo están para engrandecer al grupo. Y ellos tienen a Zidane ¿Casi ná! Un prejubilado voluntario gracias a la prensa deportiva de un país que lo ha machacado haciéndolo culpable de todo lo que pasaba en el mamarracho de equipo donde estaba. El mejor jugador del mundo, prejubilado ¿Qué pena! Dando lecciones de clase, de humildad, de saber estar y de cómo jugar al fútbol. Que le pregunten a los niños bonitos, al gordo que le hizo más sombreros que el Millonario, o al risitas, que se ríe por contrato y le echa las culpas a los demás de sus fallos y al que le ha cerrado la boquita por mucho tiempo. ¿Qué pena! ¿No te vayas! Si yo fuera del Madrid, le suplicaba de rodillas. Pero como no lo soy le aconsejo que se venga para Cádiz, que aquí no se va a sentir como un viejo. Para eso somos el paraíso de los prejubilados.