¿Orgullo del escarnio?
Actualizado: GuardarLo que legítimamente y con sentido se originó un verano de 1969 en Nueva York, con la rebelión ante las redadas policiales en los bares de homosexuales, constituyó el Frente de Liberación Gay y su bandera, el Arco Iris. Las revueltas de más de un millar de homosexuales consiguieron el inicio de su aceptación, que anualmente vienen celebrando en los multicolores desfiles de lo que llaman el Orgullo Gay. La aceptación de la libertad sexual no por ello puede entenderse como patente de corso para el ataque, como hoy parecen entender determinadas facciones de este movimiento en España. Mientras, las telarañas cubren la denuncia que se realizó el año pasado al fiscal general del Estado por el escarnio a las creencias religiosas, que tuvo lugar durante el desfile del Orgullo Gay con la representación de altos dirigentes del Gobierno y del partido. Finiquitado el circo balompédico, queda el pan nuestro de cada día, que es el ataque de los que no tienen escrúpulos, mandados por quien no da la cara. En vísperas del V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia, han vuelto a ofrecer el triste espectáculo del ataque a la iglesia católica, con mofa y escarnio. Son el PSOE y Zerolo los que piden a los ciudadanos que acudan a la manifestacion de Madrid convocada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales. Atacar a los defensores de la familia generadora de vida es vulnerar la verdad. Decir que es homófobo el que acepta que las parejas homosexuales tengan los mismos derechos que el matrimonio -incluido el interés superior del menor a tener padre y madre según reconoce la legislación internacional-, pero que esta unión no es un matrimonio, es sencillamente faltar a la verdad. ¿Es Francia homófoba por continuar aplicando una ley desde 1983 que no permite donar sangre a los homosexuales másculinos, deducida de los datos epidemiológicos que muestran un mayor riesgo de transmisión del virus del sida usando sangre de homosexuales? Lo que se consiguió en Nueva York, a través de los ataques, lo único que hace es echar tierra encima a gran parte del colectivo que quiere vivir en paz su libertad, poniendo en su contra a parte de la opinión pública. No es difícil entender que la libertad -incluida la sexual-, empieza cuando se respeta la de los demás. Máxime aquella que se inició por la rebelión pacífica en Judea, hace muchísmos más años que en 1969.
José Carlos Navarro Muñoz. Mérida (Badajoz)