CAMBIO. Rodríguez Zapatero hizo ayer el anuncio en una comparecencia sin preguntas y no en un pleno como se comprometió inicialmente a hacer. / IGNACIO GIL
ESPAÑA

Zapatero anuncia la apertura del diálogo con ETA «sin pagar un precio político»

Se compromete a mantener la Ley de Partidos y a respetar lo que los vascos decidan «libremente» El ministro del Interior informará a los grupos en septiembre de las conversaciones

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José Luis Rodríguez Zapatero anunció ayer el inicio del diálogo con ETA en una comparecencia sin preguntas en la que prometió que el Gobierno no pagará a los terroristas precio político ni derogará la Ley de Partidos para facilitar a Batasuna la vuelta a las instituciones. Tras semanas de confusión y cambios de opinión, el jefe del Ejecutivo optó por informar de la apertura de conversaciones a través de una declaración institucional en sede parlamentaria, en lugar de hacerlo en un debate en el pleno del Congreso de los Diputados.

«Quiero anunciarles que el Gobierno va a iniciar un diálogo con ETA manteniendo el principio irrenunciable de que las cuestiones políticas sólo se resuelven con los representantes legítimos de la voluntad popular». Con estas solemnes palabras Zapatero autorizó formalmente a las 13.55 de ayer la cuarta negociación de un Ejecutivo democrático con la banda terrorista. El anuncio se produce a los tres meses del alto el fuego permanente de ETA y un año después de que el Congreso de los Diputados -con el voto en contra del PP- aprobara una resolución que se anticipaba a la tregua y establecía las reglas para abordar ese diálogo.

Condición

La única pista que dio en su intervención sobre el contenido que tendrán las conversaciones entre el gabinete socialista y la organización terrorista fue la condición de Moncloa de que en esos contactos no se hable de política porque «la democracia no pagará ningún precio político por alcanzar la paz».

En un segundo orden, el presidente se refirió al futuro político del País Vasco y prometió que «el Gobierno respetará las decisiones que adopten libremente los ciudadanos vascos de acuerdo con las normas y procedimientos legales, los métodos democráticos, los derechos y libertades, y en ausencia de todo tipo de violencia y coacción», una referencia que fuentes gubernamentales atribuyeron a una futura reforma del Estatuto de Guernica.

Aunque no la mencionó expresamente, Zapatero se dirigió a la izquierda 'abertzale' al asegurar que «el Gobierno va a mantener la vigencia de la Ley de Partidos» y marcar con esta rotunda afirmación los pasos que debe dar si quiere participar en la política del País Vasco. En este sentido, instó al grupo de Arnaldo Otegi a dar pasos hacia su legalización y recordó que para ello deberá respetar la «voluntad democrática y la legalidad».

El gobernante instó a las formaciones políticas del País Vasco a buscar «un amplio acuerdo político que recoja el pluralismo de la sociedad vasca» en esta etapa y para ello pidió el máximo consenso posible, respeto a la pluralidad política e igualdad de oportunidades para que ningún partido se vea sometido al chantaje o a la violencia.

Para ello, Zapatero se comprometió a actuar con «decisión, prudencia, unidad y lealtad» y afirmó ser «plenamente consciente» del deseo de los españoles de acabar con ETA y de respetar a las víctimas. «Como presidente del Gobierno de España asumo la responsabilidad de colmar ese anhelo de paz y esa exigencia de máximo respeto, reconocimiento a la memoria, al honor, a la dignidad de las víctimas del terrorismo y de sus familias», dijo.

Una vez anunciado el inicio del diálogo con ETA, el jefe del Ejecutivo se impuso la «prudencia y la discreción» como máximas para llevar adelante el proceso de paz y el contenido de las conversaciones con los terroristas. Un secretismo que muchos dirigentes de su partido y del resto de formaciones echaron de menos cuando anunció que comunicaría en junio al Parlamento el final de la verificación del alto el fuego y la apertura de contactos.

El secretario general del PSOE cumplió el plazo que él mismo se había impuesto para comparecer, pero no respetó el formato anunciado. Se había comprometido a acudir al Congreso para informar a los partidos, pero en lugar de acudir al hemiciclo, donde están los representantes de la soberanía popular, eligió una sala contigua, el vestíbulo de Isabel II, para realizar su declaración. No la hizo ante los diputados, sino ante la prensa.

Por el consenso

Los portavoces parlamentarios supieron la noticia minutos antes, pero no les informó de ello el jefe del Ejecutivo, sino su ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien les citó la noche antes. En cambio, a quien sí avisó a tiempo fue al Rey, ya que, según un comunicado de Presidencia, lo hizo el miércoles. No obstante, el gobernante incumplió también su promesa de reunir el Pacto Antiterrorista y la comisión de secretos oficiales, así como la de recibir al presidente de Navarra. Según el propio presidente en los pasillos, también incumplió su anuncio de telefonear a Rajoy antes del anuncio.

La explicación que dieron los portavoces oficiales del Gobierno fue que el cambio de planes se hizo por el consenso con la mayoría de partidos, que hace semanas transmitieron que preferían que no se celebrara el pleno y que llevara este asunto con mayor discreción. Por último, el jefe del Ejecutivo anunció que el ministro del Interior reunirá a finales de septiembre a los portavoces parlamentarios, a los que informará de la marcha de las conversaciones con ETA.