ANÁLISIS

Ballack-Riquelme

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Es quizá la eliminatoria de cuartos más igualada de todas porque juega Alemania con presión, al ser el anfritrión, y porque quedarse en cuartos de final sería un fracaso para un país orgulloso de su historial deportivo. Además, estarán apoyados por todo el aforo del estadio, que disfruta con el fútbol ofensivo de los teutones, que ha gustado hasta ahora. Enfrente estará una Argentina con poso para saber competir en estas situaciones, llamemos, límite, que requieren gran concentración colectiva y anímica para superar estos lances. Hay una cultura albiceleste muy interiorizada entre ellos que dice que las finales no se juegan, se ganan.

Argentina tiene en Riquelme al hombre adecuado para ejecutar las faltas a balón parado, con una gama de golpeos muy amplia, superando a la barrera contraria para impedir a los porteros llegar a la pelota. También se encarga de los saques de esquina, sobre todo desde la izquierda, con gran peligro para el meta contrario; un desvío del propio defensa deja al portero en una situación comprometida.

Alemania también goza en esa posición de Ballack, que saca las faltas pero sin la precisión de Riquelme. Aunque en los córners el del Chelsea es un rematador magnífico, tiene llegada. Ambos representan el estilo de juego de sus equipos porque, aún jugando en la misma posición, ofrecen unas prestaciones muy diferentes a cada conjunto. Definen las formas de juego tanto de Argentina como de Alemania.