VUELTA DE HOJA

Siguen las firmas

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La segunda fase de la Operación Malaya, que probablemente alcanzará un número semejante al de las películas sobre Rocky, sigue su curso. Apenas comenzadas las investigaciones ha pasado mucha gente de la condición de magnate a la de mangante. En la última redada han caído 30, entre concejales inflamados de amor por Marbella y constructores deseosos de que adquiriese una altura mayor.

Algunos de los que se exhibían al sol de la costa están ya a la sombra. Como en el resurrecto cuplé que cantaba Olga Ramos, la gente se preguntaba eso de «¿De dónde saca, pa tanto como destaca?» al presenciar el encumbramiento de los ostentosos ágrafos. Ya no se lo pregunta nadie: lo sacaban del Ayuntamiento. Ni en la cueva de Alí Babá, que no se sabe cuántos metros cuadrados habitables tenía, se pudo dar una mayor concentración de ladrones.

Si se publicara un libro con las biografías de ciertos personajes implicados en la trama marbellí, sería un best-seller. Lástima que el gran Félix Bayón no pueda ya escribir la segunda parte de su libro titulado De un mal golpe. Ellos están escribiendo sus obras completas en los libros de contabilidad.

Sus trayectorias vitales son curiosas: hay genios de la construcción que antes vendían pavos en su barrio o hacían casas para personas humildes que se agrietaban antes de pagar el segundo plazo. La corrupción urbanística en los litorales españoles, no sólo en Marbella, hace que tengamos que llamarles presuntos a tipos cuya conducta no ofrece la menor duda, por muy dudosa que fuera.

La gestora que dirigirá la ciudad sin ley hasta las municipales del año que viene tiene mucho trabajo por delante y una gran oscuridad a sus espaldas. De momento, a algunos de los que le solicitaban autógrafos les piden ahora las huellas digitales.