LA PARCELITA

Catamaranes y el vapor

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Por fin comenzaron a funcionar, aunque con demasiado retraso, las líneas de catamaranes de nuestra bahía gaditana. Aunque al final no hemos sabido a ciencia cierta cuáles han sido las verdaderas causas para demorar tanto su puesta en marcha, lo cierto es que ya surcan nuestras aguas diariamente las dos flamantes embarcaciones. Hace unos pocos días, tuve la ocasión de hacer la travesía desde el Puerto de Santa María a Cádiz en una de ellas y, como no podía ser menos, me satisfizo plenamente su servicio. En poco menos de media hora me planté en San Juan de Dios comprobando las excelencias de este nuevo medio de transporte de nuestra Mancomunidad. Rapidez, puntualidad y diversidad de horarios son una garantía para el éxito de esta empresa, en cuanto a la línea principal se refiere, entre Cádiz y el Puerto. Las comunicaciones con Rota imagino que todavía deberán ir aumentando paulatinamente su frecuencia para llegar a ser un verdadero referente de estos desplazamientos.

Pero, los que somos unos nostálgicos, vemos con notable desagrado cuanta competencia le están haciendo desde su comienzo al tradicional Vaporcito del Puerto. En poco menos de un mes los viajeros del Vapor han descendido alarmantemente, y si no lo remedia nadie poco a poco va a caer en desuso en aras de la modernidad. Como portuense y fiel defensor del Vapor quisiera, desde estas líneas, hacer un llamamiento a las autoridades competentes para que antes de que se produzca la quiebra de esta empresa se busquen soluciones para su mantenimiento.

La saga de los Adrianos, durante muchos años, ha servido para establecer un permanente vínculo de unión y comunicación entre gaditanos y portuenses. No podemos olvidar que en la trágica noche de la explosión fue la única vía para llegar a Cádiz tras la catástrofe. El Vapor ha sido, y afortunadamente aún lo es, santo y seña de nuestra bahía. No podemos dejar que desaparezca sin pena ni gloria después de los sacrificios que pasó su inigualable patrón Pepe para mantenerlo contra viento y marea. Hay que buscar una solución para que su silueta no desaparezca de nuestra bahía y siga constituyendo parte de nuestro entorno marítimo mas querido. Podría, porque no, pasar a formar parte de uno de nuestros mayores atractivos turísticos. Igual que los buses turísticos han proliferado por nuestras avenidas, el Vapor, nuestro Vapor, podría convertirse en el bus marítimo desde donde poder apreciar la inigualable belleza de nuestra Tacita, pero desde el mar. ¿Será posible? ¿No dejen que se muera!