Más de 400 vecinos se manifiestan contra el tráfico pesado en Segunda Aguada
Denuncian la situación de peligro que viven los peatones desde hace más de 30 años y la contaminación acústica El Defensor del Pueblo estudia el caso
Actualizado: GuardarLa muerte de un motorista el año pasado al ser atropellado por un camión en Segunda Aguada, así como el último accidente apenas hace unos meses, en el que una anciana sufrió la amputación de una de sus piernas, han sido los detonantes para que los habitantes de Lacave, Segunda Aguada y San Severiano se echasen ayer a la calle por primera vez.
La manifestación contra el paso de vehículos pesados estuvo organizada por cuatro asociaciones de vecinos de la zona -Rafael Alberti, María Auxiliadora, Patio de la Amistad y Fermín Salvoechea- y la Unión de Comerciantes. «Estamos apoyando a los vecinos que llevan reclamando una solución desde hace años. En Segunda Aguada hay más de 120 comercios que se ven afectados diariamente debido al constante tráfico de camiones. Sufrimos ruido, malos olores y contaminación acústica y mediambiental», advirtió Salvador Muñoz, presidente de la Unión de Comerciantes.
Encabezando el grueso de la manifestación, con una pancarta que rezaba: No más paso de vehículos pesados, Gustavo Rosales, presidente de la entidad vecinal Rafael Alberti, anunciaba que el «el Defensor del Pueblo está estudiando el caso» y no descartaba movilizaciones más radicales en breve, como «cortar el tráfico» de no ser escuchados por la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez.
Algunos de los manifestantes provistos con megáfonos y pitos arengaban al resto con frases futbolísticas, como: «A por ellos oé, a por ellos oé..», en clara alusión a la regidora gaditana.
«Teniendo en cuenta que este es el núcleo de densidad poblacional más grande de Cádiz resulta un peligro constante que por aquí pasen tantos camiones», afirmaba Salvador Gómez Amador, otro vecino de la zona.
Los habitantes aseguran que debido al gran volumen de tráfico pesado que soporta su barrio no tienen derecho al descanso, «muchos instalan dobles ventanas, pero no es suficiente, estamos sometidos a una fuerte presión psicológica», señala Gonzalo, quien agrega: «El ruido de los camiones es una situación que llevamos soportando desde hace más de 30 años, pero cada vez es mayor el número de trailers que pasan por aquí, muchos de ellos con sustancias nocivas».
Algunos tienen miedo
Es tal la situación de ansiedad que se vive en el barrio que muchos vecinos, como Josefa, aseguran sentir pánico al salir de casa. «Yo tengo miedo a cruzar la calle cuando voy a comprar al supermercado porque los camiones pasan muy cerca de la acera», señala.
Jesús Mulero, otro habitante de Segunda Aguada que vive en un bajo, a escasos cuatro metros de la carretera, teme que un día algún trailer choque con la pared de su vivienda.