Un Francés
Actualizado: GuardarSí, un francés. ¿Qué pasa? ¿A qué vienen esas caras de asombro? ¿Dónde está el escándalo? Para que vean ustedes que lo malo no está en lo que se dice, sino en lo que se quiere escuchar. Para mí un francés no es más que un hombre nacido en Francia ¿o no? Bueno, lo que es seguro es que un francés, sea la versión que sea es soportable, pero once, no hay humano que lo aguante. No nos engañemos, los franceses y nosotros, no nos jamamos, jamás nos hemos llevado bien. Es como ese vecino que aunque lo veamos toda la vida, nos saludamos por compromiso. Pero en la primera reunión que haga el presidente de escalera intenta dejarnos como el más tonto del bloque, somos como el perro y el gato. Ellos nos siguen viendo, como ese cateto, con la boina encajada hasta las cejas, apestando a ajos, y que sólo cruzaban los Pirineos, para ver películas de destape. Ninet y un señor de Murcia. Mientras que nosotros los vemos, como ese franchute fanfarrón que sólo ve que lo suyo es lo mejor, y que es capaz de decir que París es la ciudad de la luz, aunque se lleve todo el año lloviendo. Asterix contra el Capitán Trueno, el detective de la Pantera Rosa contra Mortadelo y Filemón, la Marsellesa contra el La, La, La. Dos formas de ver lo mismo. Tan cerca y tan lejos.
Es verdad, que el gallo francés está un poco mayor y que ya no valdría ni para hacer un buen puchero, y que el torito español es joven y valiente, y embiste que da gusto verlo, pero hay que tener cuidado de que el gallo no nos pegue un picotazo en eso que ponen las gallinas y no nos salve de la muerte ni el más grande de los antitaurinos. Este mundial esta siendo tradicionalista y están pasando los equipos que todos esperaban y cada uno a su forma. Los alemanes empujando. Los argentinos por cojones y los italianos como siempre a la italiana. O sea, que lo lógico sería que España pegara su carajazo tradicional, la españolada de todos los mundiales y pa casa con la cara partida. Pero no sé por qué, a mí me da que esto ha cambiado, y esta noche van a ser los franceses los que se despidan, y a la francesa.