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La venganza de a idea (III)

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Al Resucitado ora el Deán de San Antonio, ora pío, ora dado, hora y media se ha tirado rogando que le ilumine en el encargo de Mon aquesta humana razón: Desacralizar o no desacralizar, that is the question. Pues acaba el moratorio y empuja la Comisión, ¿cuál es la más digna acción? Si divina advocación es orar el Ofertorio... ofertar el Oratorio ¿acaso no es meritorio, para solaz, para holgorio, de aqueste pueblo de Dios...? Mon Ceballos tiene un callo y en su callar se adivina que no es ninguna pamplina; y en esta cuestión humana, que si desatina atina y si atina desatina, la solución, es divina.

Don Chaves, con su razón (y con mogollón de hurdeles), quiere firmar los papeles que dejen al Oratorio como dejara el Tenorio a Doña Inés, sin su Dios... (ahí no cabe ni un cura). Donde culto, dis, cultura, y en ampliando el museo (...quizás no le quede feo), y en extendiendo el horario, haría cultura de barrio... Más, ¿ay, desdicha! en Cádiz y cultural, fijo que actúan los Pichas... Dame luz (alguien enciende la luz). Luz divina (apagan), porque Mon está sensible a que llamen cerrazón de la Iglesia. Y es posible, que si priva de proyectos que proyectan proyección (más allá de la nación) y bienestar y riqueza, que si priva al Oratorio de este ambicioso estilo, dormiría en su dormitorio pero no lo haría tranquilo (aparte, con menos kilos, razón que no es cerrazón, pero es razón de peso), ¿quitar a Cádiz prestigio..?

Y en eso (Dios, qué litigio), la cosa complica más, porque además los Cruzados se nos han movilizado. Móvil en mano desgastan (y gastan con la misiva, a 0,20+IVA), los dedos en los mensajes. San Felipe es un paisaje que parece Tierra Santa, a coro el Cruzado canta, a Mon el cantar le espanta (y es que ni ripian por ende), «Obispo, presente, Oratorio no se vende». Qué de intereses cruzados... Dame luz (la luz se vuelve a encender). Luz divina (se enciende hasta la hornacina): «Guardada te la tenía. Escucha (¿es la imagen? ¿desembucha? para sí dis el Deán, todos los pelos de punta), contesta a tu corazón, ¿no es desacralización lo de esta primavera, que pudiendo ir en primera me trasladaste en tercera tumbado en la paquetera... ¿dónde vas? Espera (por piernas sale el Deán). No corras, que te cargas las columnas...». No hubo venganza divina (que venga el cielo y lo vea), en toda esta pamplina, la venganza es de la idea.