El derroche de casta del Arcos, insuficiente para la remontada
Los de Oliva pelearon hasta el final pero terminaron perdiendo por 1-0 Una mala actuación arbitral perjudicó enormemente los intereses arcenses
Actualizado: GuardarSe esfumó. El Arcos despertó de su sueño con motivo de la intervención de Paloma Quintero Siles, que despertó a los arcenses sumiéndolos en una terrible pesadilla. La colegiada extremeña fue demasiado parcial y perjudicó notablemente a los intereses arcenses. El Arcos derrochó casta en los 180 minutos no mostrando ser inferior al Puertollano. El desacierto de cara al gol impidió al Arcos consumar un logro histórico. Un diez para la temporada del Arcos, encabezado por un técnico, Ángel Oliva, que llevó a un equipo recién ascendido a saborear las mieles del triunfo. Así las cosas, el Puertollano es ya nuevo equipo de Segunda División B, mientras que el Arcos tendrá que esperar a otra oportunidad la temporada que viene.
El partido fue típico de final de play off, con mucha, pelea, muchas faltas y poco fútbol, debido en gran medida a la tensión que se vivía sobre el terreno de juego y los nervios que imperaban en los veintidós protagonistas, puesto que era mucho lo que se jugaban los dos equipos. El Arcos estaba obligado a la remontada, tras perder 1-2 en el partido del fin de semana anterior, jugando obre todo con balones bombeados aunque sin crear ocasiones claras.
Al Puertollano le costó mucho doblegar la presión del Arcos. Al conjunto castellano manchego le costaba mucho tener el balón, ante un Arcos con mucho empuje que colgaba constantemente balones al área rival, lo que dificultaba mucho que el conjunto local pudiera serenar su fútbol y jugar con cierto criterio en la medular.
Antes del descanso llegó la jugada más polémica del partido, en un rifirrafe entre Juanjo y Verja, que se resolvió con la expulsión del visitante Juanjo. La decisión del árbitro provocó reiteradas protestas entre los integrantes del banquillo gaditano y al final el entrenador también fue expulsado. En la segunda mitad, la expulsión de Borrallo igualaba en efectivos a los dos equipos. En el minuto 79 llegó el gol del Puertollano que sentenciaba la eliminatoria, con un centro en profundidad que Luismi aprovechó para batir con mucha facilidad a René.
Un minuto después, Zúñiga veía la segunda tarjeta amarilla y el conjunto revelación de la temporada en el Grupo Décimo se quedaba con tan sólo nueve jugadores sobre el terreno de juego. De ahí al final, la agonía de los visitantes se mezclaba con la euforia local, que veía cada vez más cerca como se cumplían sus objetivos.
De esta forma, el Puertollano militará la temporada que viene en la Segunda División B.
Del sueño a la pesadilla
Alrededor de 400 aficionados arcenses se enfundaron la casaca blanca para seguir a su equipo en su viaje a Puertollano, una travesía de ensueño cuya estación definitiva se llamaba Segunda División B. Cinco autobúses partieron de la localidad arcense en torno a las dos de la tarde, a excepción del que transportaba a los aficionados de la peña Komando Kolokón, cuyos integrantes decidieron tomárselo con calma y partieron a las diez de la mañana. A lo largo de todo el trayecto, los ánimos entre los aficionados desplazados eran bastante positivos. Consignas como «somos de Segunda B» o «lo vamos a conseguir» envolvían un clima cargado de euforia. Este sentimiento precisamente es el que se había desatado en esta pequeña población serrana en los días previos a la cita; un arma muy potente que impregnó a los jugadores y que les llevó a sufrir en el campo tras ver como se esfumaba su objetivo. Nada más producirse el pitido inicial, las caras denotaban cierta tensión, en tanto que la empresa de marcar al menos dos goles presentaba muchas complicaciones. Era inevitable sufrir, y eso es lo que hicieron todos. La insistencia del Arcos no se vio recompensada con el gol, y al final se produjo lo que todos temían. El Arcos perdía su partido y con ello las ilusiones de los 400 aficionados se iban al traste. Los jugadores, llorando sin consuelo de la impotencia, agradecieron el apoyo de los seguidores regalando su indumentaria y aplaudiendo el ánimo incesante que habían recibido, pues tres horas antes del choque, su aliento en la grada ya se dejaba notar. El viaje de vuelta mezclaba la tristeza que emanaba de la derrota con la sensación de haber completado la mejor temporada de la historia.