DAÑOS. Imagen de una pocilla rota y llena de basura en la puerta de los bloques. / M. A.
EL PUERTO

Vecinos de La Inmaculada temen que su barrio se convierta en otro gueto de droga

Advierten de que se ha incrementado el tráfico de estupefacientes en el barrio y piden a Obras Públicas que acometa de «una vez» las obras que quedan pendientes

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«Por favor, haga todo lo que buenamente esté en su mano para que La Inmaculada no se convierta en otra Santa Clara». Hace unos días el presidente vecinal Ramón Ruiz recibía en su casa este escrito firmado por algunos de los residentes de su barrio. Vecinos de La Inmaculada, un núcleo residencial que luchó durante años para no quedar sometido al mundo de las drogas y que sufrió un importante lavado de cara, se sienten de nuevo en la cuerda floja. Durante los últimos meses, el tráfico de estupefacientes ha aumentado, y temen que el mercadeo vaya a más «y nos convirtamos en otro José Antonio o Santa Clara».

Los vecinos, preocupados, han trasladado ya su temor a la Policía Nacional además de al alcalde y a la Junta de Andalucía. Esta última responsable de este grupo de viviendas sociales.

Convivencia

El problema, según comenta Ruiz, es la falta de civismo de algunos de los residentes en este núcleo de viviendas. «Se está produciendo un notable deterioro de la convivencia vecinal, con peleas por causa de la falta de disposición para la limpieza de los servicios comunes y el mal uso en la tenencia de perros, que orinan y defecan en las escaleras». El representante de los vecinos denuncia que por parte de las administraciones no exista un adecuado seguimiento urbanístico, administrativo y social de este enclave. «Se está tirando por tierra la labor que en favor de la erradicación definitiva de los guetos ha realizado desde hace años esta asociación vecinal», lamenta Ramón Ruiz.

Obras paralizadas

Hace unos meses, y tras repetidas peticiones por parte de los vecinos, comenzaban a realizarse las obras de mejora en el barrio. Pero, al parecer, los trabajos han quedado paralizados, y los albañiles que las estaban haciendo se han ido. Los vecinos no entienden qué ha ocurrido cuando la Consejería de Obras Públicas ya había dado su visto bueno a las obras y las había presupuestado. Ruiz enumera todas las cosas que han quedado sin arreglar como bajantes y arquetas en mal estado que provocan inundaciones cuando llueve. Incluso, de una de estas arquetas salen ratas y cucarachas con los problemas de insalubridad y mal olor que ello conlleva. También ocurre lo mismo con el mal estado en el que se encuentra el diverso mobiliario de la comunidad. Los desperfectos además se agravan por los repetidos actos vandálicos que se suceden en la zona.

Los vecinos alertan de que la situación social puede ir a peor. De hecho, ya se han detectado también algunos casos de absentismo escolar de menores. Piden a la Junta un seguimiento, «antes de que el daño sea irreversible».