Suiza y Corea se enfrentan con la primera plaza en juego
El empate clasificaría al conjunto helvético, pero dejaría a los asiáticos a expensas del resultado de Francia
Actualizado: GuardarSuiza y Corea del Sur eran, a priori, claras aspirantes a la segunda posición del Grupo G. Nadie se atrevía a discutir la supremacía de Francia. Por plantilla y por historial, los jugadores de Raymond Domenech parecían llamados a liderar el grupo del que saldrá el rival de España en los octavos de final. Sin embargo, las lamentables actuaciones del veterano y castigado equipo galo en sus dos primeros partidos han mantenido la incertidumbre hasta el último instante. Hasta el punto de que hoy Suiza y Corea del Sur se enfrentan en Hannover con la primera plaza en juego. Dependen de ellos mismos. El que gane evitará a España, a la que sólo una catástrofe ante Arabia Saudí apartaría del primer puesto. Y eso, visto el nivel exhibido hasta ahora por el combinado de Luis Aragonés, es mucho.
No es de extrañar, en este contexto, que ambos equipos salten hoy al campo decididos a conseguir la victoria. Un empate clasificaría a Suiza, pero no le garantizaría el primer puesto, y Corea quedaría a expensas del resultado de Francia ante Togo. Por eso, el joven combinado helvético, que no ha ocultado que su verdadero objetivo está puesto en la Eurocopa de 2008 que organizará junto a Austria, y el incansable conjunto asiático empezarán el partido con las mejores armas de las que disponen. Sin reservas.
El seleccionador suizo, Kobi Kuhn, sólo tiene una baja de importancia. Se trata del atacante Daniel Gygax y su plaza será cubierta por Hakan Yakin, un centrocampista de vocación ofensiva que no está contando con la confianza de su entrenador. El resto del equipo será el mismo que arrancó un meritorio empate ante Francia y que consiguió una gris victoria ante la débil Togo.
Dick Advocaat, por su parte, también mostrará todas sus cartas. A pesar de que el juego desplegado hasta el momento no invita al optimismo, el empate sumado ante Francia en el último instante ha devuelto al primer plano la hazaña conseguida hace cuatro años, cuando, con el también holandés Guus Hiddink en el banquillo, la selección asiática alcanzó las semifinales del Mundial. Los abnegados jugadores coreanos, liderados por el incombustible Ji Sung Park, tienen plena confianza en sus posibilidades. Saben que los octavos de final sólo están a una victoria de distancia. Y no están dispuestos a dejar pasar la oportunidad de repetir la historia.