Un 'callo' muy seductor
Un crítico de 'Rolling Stone' se hace de oro con un libro en el que cuenta su cambio de imagen y sus métodos para ligar
Actualizado: GuardarCada vez que se colocaba delante de un espejo se echaba a llorar. Se veía bizco, bajito, con pelusa en la cabeza, nariz de caballete, gafas de empollón y patitas de bailaor. A esta lista hay que añadir un espíritu apocado y un carácter enfermizamente tímido. Se sentía incapaz de acercarse a una mujer. «Alguna vez, en la adolescencia, pensé en el suicidio».
Hace cuatro años su vida dio un giro de 180 grados. Se infiltró en un taller de seductores -una especie de secta donde cambian el look de la gente y enseñan a ligar- con la finalidad de escribir un reportaje (es crítico de la revista Rolling Stone), pero fue tanto el aprovechamiento de las clases que lo que escribió es un libro con el que se ha hecho millonario. Y de no comerse una rosca ha pasado a ser un Don Juan. «¿El número de mis conquistas? Un caballero nunca habla de eso. Es una falta de respeto hacia las mujeres seducidas». Aparte de Casanova, cínico. Se llama Neil Strauss, nació en Chicago, tiene 35 años y está en España para promocionar El método (Planeta), un ensayo donde explica los «infalibles» secretos para ligar en menos de siete horas. «El libro no se vende con garantía, pero hay que ser muy torpe para no conseguir a una mujer si se siguen puntualmente las lecciones».
¿En qué consisten estas mágicas recetas? «No hay que mostrar excesivo interés por el objetivo, pero a la hora de apuntar hacia él hay que acercarse sin sombra de indecisión», asegura. También dice que hay que huir de las frases tópicas y de mostrar una imagen llorona o desesperada. «Lo que nunca falla es la naturalidad, pero la naturalidad no llueve del cielo, es una cualidad que se posee a base de ejercitarla».
Aparte del libro, que ha sido traducido a varios países, ha creado su propio taller de seducción. De aprendiz pasó a profesor. Cobra 500 euros en sesiones de tres días seguidos de once de la mañana a seis de la tarde y de diez de la noche a dos de la madrugada. «¿A que no es muy caro?».
Dentro de su autorizada opinión, hace observar que la atracción no tiene nada que ver con el sentido común. «Si este juego tuviera unas reglas fijas sería un aburrimiento; es lo inesperado, lo que queda fuera de control, lo que hace del erotismo una ciencia inagotable», filosofa.
Visto el éxito, prepara otro libro, pero éste lo dedicará a las mujeres. «Me va a resultar más difícil porque no soy una mujer, pero mis conquistas me asesoraron y tomé buena nota». Ahora tiene novia (la conoció en una de sus clases). «Es una mujer maravillosa; ella me ha descubierto los placeres de la monogamia».
El patito feo reconvertido en cisne, el chico tímido ahora ligón asegura que jamás escribirá una novela. «No», sentencia rotundo. «La vida real es mucho más divertida».