Cartas

263 pozos en Cádiz

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tras el suceso acaecido recientemente en la calle San Pedro, he buscado en mi archivo temas y sucesos que acontecieron en nuestra ciudad y obtengo los que a continuación relato. Durante la Edad Media, los pozos y otros elementos aprovechables de la época romana constituían el suministro fundamental de agua de los gaditanos. En el siglo XVI existía un importante pozo denominado La Jara, que se encontraba en los terrenos que ocupa hoy la Plaza de San Antonio. Debido a la cercanía con el pozo, en sus inmediaciones había buenas huertas y viñas muy fértiles. Precisamente, la existencia de una viña es el origen del nombre del popular barrio. En el año 1747 el agua se traía a Cádiz por mar desde El Puerto de Santa María en barriles de dos arrobas que costaban 12 reales de vellón. Venían 8 barcas diarias. En 1763, Torcuato Cayón dio comienzo a las obras del Hospicio y, en previsión de posibles asedios prolongados a la ciudad, construye en él un gran aljibe, no sólo para el suministro propio del edificio, sino también con una capacidad suficiente como para abastecer a gran parte de la población. En 1807 el Capitán General y Gobernador de la Plaza ordena hacer una relación y recuento de los pozos de agua dulce existentes en Cádiz, que da como resultado 211. Había 52 más pero su agua solo servía para el aseo, la limpieza, el riego y el abrevadero de los animales. En la sesión celebrada en octubre de 1876 por el Ayuntamiento, el alcalde, señor Viesca, leyó un oficio del administrador de la Fábrica de Tabacos, haciendo presente que, habiéndose agotado el agua de sus aljibes, pedía permiso para extraerla de la fuente inmediata. Se acordó que se facilitara a través de mangueras la cantidad de agua que fuese necesaria para los trabajos de la fábrica. En verano de 1927 nuestro Ayuntamiento edita un Bando en el que se decía que en el improrrogable plazo de tres meses a partir del día 1 del próximo agosto, los dueños o administradores de fincas procederían a la limpieza y encalado de sus aljibes, dando cuenta por oficio a la Alcaldía de haber cumplido con esta obligación. En 1929 el Ayuntamiento dicta un Bando por el que declara obligatoria la instalación de agua potable en todas las casas de Cádiz antes del 31 de marzo. La obligatoriedad afecta a los inmuebles, aunque estén arrendados, y en caso negativo se impondrá la multa de 75 pesetas y el municipio llevará a cabo la instalación por sus medios, repercutiendo en los propietarios. En cuanto a sucesos como el de la calle San Pedro, o parecido: fue en el año 1901 cuando el casero de la casa de vecindad de la calle Botica 24, dio parte a la autoridad de que había desaparecido la vecina María González. La búsqueda resultó infructuosa hasta que otra vecina al ir a sacar agua del pozo notó la presencia de un cuerpo. El casero descolgó entonces un velón encendido por el pozo y descubrió el cadáver de la desgraciada. La fallecida era una planchadora muy apreciada en su profesión y vivía sola. Los vecinos creen que se quitó la vida por padecer desde hacía tiempo una enfermedad incurable que la tenía desquiciada. Antonio Martínez Vargas. Cádiz