DE PODER A PODER. Peter Crouch, que sustituye a Michael Owen, lucha por un balón con Linderoth en uno de los mejores encuentros del Mundial. / EFE
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Gol 2.000 en un partidazo

Inglaterra y Suecia sellan un empate en un trepidante duelo en el que Allback marcó un tanto histórico en los Mundiales

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En un duelo que dejó dos goles para el recuerdo, el del británico Joe Cole por bello y el del escandinavo Marcus Allback porque es el 2000 en la historia de los Mundiales, Inglaterra y Suecia sellaron un empate que, como sucedió hace cuatro años en Japón y Corea, les abre las puertas de octavos de final. Un cruce en el que los de Sven-Goran Ericksoon parten como claros favoritos ante Ecuador, el próximo domingo en Stuttgart, y donde los nórdicos seguro que no se lo pondrán nada fácil a los crecidos anfitriones, un día antes en Múnich.

Aunque, con independencia de lo que hiciera Trinidad y Tobago, las tablas clasificaban a ambos, en ningún momento se intuyó la posibilidad de un pacto innoble alguno entre dos selecciones que destacan por el 'fair play' y por su generosidad en el esfuerzo. Los suecos querían a toda costa la victoria para evitar a Alemania y, por momentos, hicieron temblar el liderato inglés, que también tenían ganas de revancha pues en 38 años no habían doblegado a su rival de anoche. Pudo haber ganado cualquiera y el empate de Larsson en el último suspiro evitó una injusticia.

De rompe y rasga

Joe Cole, un jugador polivalente, rápido, vertical, talento puro, que cada año tiene que ganarse el puesto en el Chelsea de Mourinho, selló uno de los tantos del Mundial en el partido con más calor en las gradas, lo que ya tiene mérito en un torneo con campos llenos y público entregado. Fue una acción sin aparente peligro que Cole definió de forma sublime, cumplida la media hora.

Recibió lejos del área, escorado a la izquierda, un largo despeje de cabeza, uno más entre mil. Pero la acomodó de forma elegante con el pecho y, sin dejar caer, soltó un latigazo que se coló en parábola tras tocar Isaksson y golpear contra el palo.

Este golazo desató un duelo de rompe y rasga, típico entre dos equipos de la misma escuela y similar a los que se ven cada fin de semana en la 'Premier League'. Un partido en el que Inglaterra jugó mucho más con el resultado y se preocupó sobre todo de no perder. Esta vez, los pupilos del sueco Eriksson no mostraron esa 'defensa de hierro' exhibida en sus primeros partidos. Encajaron dos goles y pudieron recibir hasta tres más, ya que Larsson y Mellberg se estrellaron contra la madera y Kallstrom vio como Gerrard, clave en el poco tiempo que estuvo sobre el césped, salvó un gol que ya se cantaba.

Rooney, titular

Como se preveía, el técnico 'Pross' alineó por vez primera como titular a Rooney, que dejó alguna genialidad pero sigue falto de ritmo por culpa de una lesión en el pie izquierdo que le ha tenido entre algodones, y reservó hasta el tramo final a Gerrard, uno de los tres amenazados de suspensión. Sí se la jugó con Lampard y tuvo que echar mano del gigante Crouch nada más comenzar, ya que Owen se rompió tontamente al minuto de partido y fue evacuado en camilla. Suecia, de menos a más, salió a muerte en la segunda mitad y atosigó a su adversario. Empató gracias un gran cabezazo de Allback, delantero del Copenhague que firmó ese gol para la historia de las estadísticas, y dispuso de las tres ocasiones clarísimas referidas para vencer.

Pero el que no falló fue Gerrard. El tanto final del oportunista Larsson dio un pequeño triunfo a Suecia, que acumula casi cuatro décadas sin perder contra Inglaterra. Desde que fueron derrotados el 22 de mayo de 1968, en Wembley, merced a los goles de Peters, Bobby Charlton y Hunt, no han vuelto a hincar la rodilla.