Alguna duda cabe
Actualizado: GuardarQuizá sea porque me niego a ver las cosas de su verdadero color, pero no creo que la situación de la familia sea tan negra. Se inventó hace mucho y perdura, con ciertas variantes. Un aguilucho, por ejemplo, precisa menos tiempo para volar solo, pero una criatura humana, aunque sus progenitores no sean ningunas águilas, exige largos cuidados para que pueda valerse por sí mismo. La maternidad es un instinto, pero la paternidad es responsabilidad.
Cañizares, no el portero suplente de la selección española de fútbol, sino el cardenal Primado de España y arzobispo de Toledo, ha dicho que «la Iglesia proclama el derecho a ser, a formar y vivir en familia, sin que ésta se vea suplantada u ofuscada por otras formas o instituciones diversas». Creo que tiene razón, pero también creo que la tendrían esas otras formas o instituciones diversas si reclamasen su derecho a innovar el tradicional estilo de la familia tradicional. El imprescindible valor social del matrimonio, dicho en las palabras del ilustre prelado, es algo de lo que prescinde mucha gente.
En otras cosas está menos de acuerdo nuestro alto clero, por ejemplo en la unidad de España como «bien moral». 53 obispos votaron a favor y 25 en contra. Eso demuestra que la cuestión es opinable, aunque quizá no autorice para hablar de «cisma en la Conferencia Episcopal». El cardenal Rouco Varela apoya los «verdaderos matrimonios» ante la decadencia «sin precedentes» de nuestra sociedad.
Quizá lo de la decadencia sea cierto, ya que decaen algunos valores y no son sustituidos por otros, pero precedentes hay muchos. El terrible vínculo siempre ha sido controvertido, desde los romanos, que inventaron el Derecho Romano. Siempre ha habido personas que han intentado separar lo que Dios une. Y a veces con gran éxito.