FERVOR. Miles de alemanes celebran con banderas una victoria de su selección. / AP
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Las tiendas cuelgan el 'no hay banderas'

Los comercios se forran con la venta de símbolos alemanes al amparo de la fiebre patriótica instalada en el país

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Hace dos años, Jeremy Holland, un empresario inglés de 44 años, tuvo una idea genial que le valió el cariñoso calificativo de 'loco de remate' por parte de sus amigos alemanes. Cuando la selección anfitriona empezaba a tomar forma y nadie en Alemania soñaba con llegar a la final del Campeonato Mundial, Holland estaba decidido a invertir una pequeña fortuna vendiendo diminutas banderas del país con un dispositivo especial para afirmarlas en las ventanas de los automóviles durante el torneo.

En sólo una semana Jeremy Holland dejó de ser un loco exótico y se convirtió en uno de los empresarios de mayor éxito en Alemania. Gracias a la victoria de los locales frente a Costa Rica en el partido inaugural y a la nueva ola de patriotismo que ha invadido al país, los germanos han 'asaltado' las tiendas donde yacían casi olvidados los emblemas patrios para comprar banderas de todos los tamaños.

«La demanda es enorme, impresionante», dijo el empresario inglés en declaraciones al periódico 'Welt am Sonntag', Y es que, en menos de siete días, la firma Hollands Car Flag Company había agotado sus existencias de 200.000 banderines. La empresa de Jeremny Holland no es la única que está haciendo el negocio del siglo gracias al nacionalismo alemán, que despertó de un sueño de sesenta años la fecha de la inauguración de la Copa Mundial.

Cita con Ecuador

La cadena de grandes almacenes Karstadt ya vendió todas las banderas que tenía en las estanterías y ahora espera con ansiedad que las firmas distribuidoras pueden satisfacer los nuevos pedidos antes del partido entre Alemania y Ecuador, que se disputa mañana en Berlín. Esta cita, en la que está en juego la primera plaza del grupo, ha despertado una nueva fiebre nacionalista y una mayor demanda de banderas. Todavía nadie sabe cuántas enseñas se han vendido en la última semana, pero muchas tiendas ya han colocado carteles con la palabra 'ausverkauft' (agotadas) para referirse a la oferta del emblema nacional alemán.

«Nunca antes habíamos visto un fenómeno semejante», admitió Michael Scheibe, portavoz de la cadena de grandes almacenes Karstadt, al comentar la espectacular demanda de banderas. Después de agotar sus existencias, Karstadt y otros comercios a lo largo y ancho del país tienen un problema inédito: no saben cómo satisfacer la demanda, en especial los banderines para automóviles.

«Las banderas alemanas son las que más se venden, pero también hay una gran demanda de banderas de otras países que participan en el campeonato», dijo Christina Schuster, portavoz de la empresa Sachsen Fahnen. «La fiebre comenzó con la victoria de la selección alemana sobre Costa Rica y la demanda seguirá aumentando mientras Alemania siga avanzado en el campeonato».

Pero las firmas también han descubierto un nuevo fenómeno en el mercado alemán que está directamente relacionado con las selecciones que se enfrentan en las ciudades que acogen los partidos. El pasado viernes se terminaron en Hanover las banderas de México y Angola, mientras que en Düsseldorf, una localidad que no es sede del campeonato en la que vive una nutrida colonia japonesa, la enseña del sol naciente desapareció de los escaparates.

«En sólo dos semanas hemos vendido más de cien mil banderas», declara Manfred Kroneberg, el feliz propietario de la firma Fahnenfabrik Dommer en Stuttgart. «Nuestros 45 empleados trabajan desde la mañana hasta la noche y apenas damos abasto. Nadie calculó este 'boom' de banderas».

En los edificios

La fiebre de enseñas que ha contagiado sin remisión a los alemanes puede aumentar incluso un par de grados más si el ministro del Interior, Wolfgang Schäuble, da estod días una respuesta positiva a una petición de varios diputados federales democristianos. En otra muestra de la pasión nacionalista, los parlamentarios solicitaron al ministro que todos los edificios públicos de Berlín debían lucir la bandera germana como respuesta al entusiasmo patriota que reina en el país.