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«La agricultura biológica es sólo un capricho de niños ricos»
«Los riesgos achacados a los transgénicos existen desde el inicio de la agricultura», advierte la científica
Actualizado: GuardarPilar Carbonero es una pionera. Defensora de la manipulación genética para mejorar el rendimiento de los cultivos, reducir sus necesidades de agua, hacerlos más nutritivos y explotar todas las posibilidades de las plantas, esta ingeniera agrónoma y bioquímica, catedrática de la Universidad Politécnica de Madrid, lleva entre plantas transgénicas más de 20 años.
-Usted ha vivido volcada en el estudio del trigo. ¿Por qué esa planta?
-El trigo es la primera cosecha mundial, seguida del arroz, y el cereal de Europa. Por eso, me interesaba muchísimo. Cualquier cosa que hagas en una cosecha tan importante a escala mundial, puede llevar a que disminuya el hambre en grandes poblaciones que dependen de ese cereal.
-¿Eso no depende más de la política que de la agricultura?
-Existen problemas políticos, pero la tecnología tiene mucho que decir. No vamos a solucionar un problema del futuro con tecnologías del pasado. Creer que se puede alimentar a 8.000 millones de personas con agricultura biológica es una ingenuidad.
-¿Qué beneficios pueden tener las plantas modificadas?
-Depende de los genes que introduzcas. La insulina que se inyectan los diabéticos es un producto de la ingeniería genética en bacterias, la misma tecnología de los transgénicos. La vacuna que se pone a los niños a los tres meses contra la hepatitis también está hecha así, como la hormona de crecimiento. Es algo normal en la industria farmacéutica y, de repente, cuando hablamos de plantas transgénicas, en Europa se da una oposición que no existe en otras partes el mundo.
-¿No dejarían los transgénicos la agricultura mundial en manos de las multinacionales?
-Ya hoy en día, sin necesidad de transgénicos, el mercado de las semillas está en manos de muy pocas grandes empresas.
-¿Hay riesgo de que estas plantas arrinconen a las existentes?
-En el caso de los transgénicos, todas esas cuestiones están muy controladas. El hombre ha estado manipulando genes desde que se hizo agricultor. Todos esos riesgos achacados a los transgénicos existen desde que la agricultura es agricultura, hace unos 10.000 años. El maíz que cultivamos aquí vino de América. No existía antes de Colón. Imagínese los trastornos que se produjeron entonces: trigo para allá, tomates y maíz para acá...
-Lo que es un contrasentido es hablar de agricultura natural, ¿no?
-Cuando oigo la palabra natural, se me ponen los pelos de punta. Existe una tendencia a sacralizar lo natural, como si todo lo natural fuera buenísimo y lo artificial, malísimo. En la naturaleza existen grandísimos venenos y no hay que buscarlos en serpientes.
-¿Qué le parece la llamada agricultura biológica?
-Es un capricho de niños ricos. ¿Intente alimentar con agricultura biológica a 6.000 millones de personas! Agricultura biológica es la que practican los pobres en el África subsahariana porque no tienen dinero ni para comprar buenas semillas, ni para fertilizantes, ni para agua... -Uno de los grandes temores es que los insectos desarrollen resistencias a las toxinas.
-Pues habrá que inventar otra nueva planta con otro nuevo gen. Las plantas han coevolucionado con los insectos durante millones de años y eso ha provocado una serie de mejoras mutuas continuas.
-¿No hay ningún riesgo en los transgénicos?
-El riesgo cero no existe, ni para los transgénicos ni para caminar por la calle.