Con la iglesia hemos 'topao'
Actualizado: GuardarQué triste es salir de España y que identifiquen a tu ciudad con la palabra picha y a tu comunidad al grito de olé. Quizás recogemos lo que sembramos, y en vista de lo que ha ocurrido esta semana con la cofradía de Columna y lo que se cuece en la trastienda del Carnaval con las elecciones del presidente de Autores quizás algo de razón tengan los de fuera cuando dicen que de aquí sólo se conoce la fiesta y el cachondeo. Y es que con la Iglesia hemos topao y con el Carnaval lo rematamos.
Siempre creí que la Semana Santa escondía detrás un profundo sentimiento religioso de quienes la defienden durante todo el año y que las cofradías eran hermandades donde prima su propio significado, el sentido de la amistad y el respeto entre hermanos. Por eso, no entiendo la polémica surgida a raíz del decreto por el que el vicario general, Guillermo Domínguez Leonsegui, cesa a la junta de gobierno de la Cofradía de Columna, con el apoyo del deán de la Catedral, el párroco de San Antonio, Enrique Arroyo. También me confunde la postura de los cofrades, que andan a la gresca criticando a los curas por las esquinas dando poco sentido a la palabra hermandad y provocando que la Semana Santa parezca más una Guerra Santa que un acontecimiento religioso para recordar la muerte de Cristo y su resurrección. ¿Y después quieren sumar fieles! No sé si de todo este lío y cruce de acusaciones el obispo de Cádiz se entera de la misa la mitad. Lo digo porque parece que no se inmuta y, o bien no se entera, o bien quienes le rodean no dejan que escuche. De todas maneras es un espectáculo lamentable que nada tiene que ver con la parábola del perdón y que ofrece una imagen folclórica de la Semana Santa. La Iglesia debía pararse a pensar y preocuparse más por los vecinos de Pericón de Cádiz o Lubet -a quienes se les cae la casa a cachos y rezan a su Virgen de las Penas por una vivienda digna- que por cerrar la sede de una cofradía, tengan razón o no sobre el comportamiento de los cofrades, que eso tiene un capítulo aparte.
Si no tuviéramos poco con lo que nos queda hasta las próximas elecciones municiales con la guerra de proyectos emprendida por los partidos políticos, ahora vienen los del Carnaval con sus programas electorales y conspirando para conseguir más votos que el contrario. Cada día me sorprende más la fiesta y lo políticamente correcta que se ha vuelto. Hay quienes quieren darle la puñalada trapera a Valdivia y hablan de que las elecciones no son limpias, pero no dan la cara, mientras que otros le defienden porque con su gestión al frente de Autores han ganado mucho dinero.
Candidatos
Por fin Rafael Román respiró tranquilo, ya que su partido lo eligió por unanimidad como candidato a las elecciones municipales de 2007 en la capital, cumpliendo de esta manera el acuerdo que ya en su día alcanzaron cuando Román apoyó la candidatura de Federico Pérez Peralta a la Secretaría General del partido en la ciudad. Ya ese día, fue anunciado el compromiso que el partido no ha tenido más remedio que ratificar ahora. Nadie pone en duda que Román se lo haya currado en estos meses, pero sí es cierto que en muchos sectores de su partido no lo ven como un hombre carismático capaz de arrancar al Alcaldía a Teófila Martínez. Cuentan que hay bastante jaleo y desencuentro sobre quienes formarán parte de la lista, sobre todo en los puestos de salida que es donde tienen garantizado el escaño. El partido no va a dejar que Román ponga a los suyos y el portavoz socialista insiste en que la lista tiene que estar integrada por gente de su confianza.
La Plaza del Ná
Menuda polémica se lió con el Museo del Mar que se propuso hacer en el Baluarte de la Candelaria en la época de Carlos Díaz y que al final quedó en el Museo del Ná para las letras del Carnaval. Pues casi lo mismo puede pasar con la Plaza del Mar que ahora propone el PSOE y con la alternativa del PP. En fin, que Rafael Barra puede estar tranquilo.