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Los extraños mareos de Ronaldo
El delantero visita una clínica aquejado de jaquecas mientras en Brasil cuestionan su fortaleza mental
Actualizado: GuardarNo hay manera de que Brasil encuentre paz. Y mucho menos Ronaldo, que capitaliza, incluso en los días de descanso de su selección, todo lo que tiene que ver con la canarinha. En esta ocasión, incluso saltó la alarma después de conocerse que el ariete madridista tuvo que visitar una clínica de Fráncfort. ¿El motivo? Unos extraños mareos y jaquecas que le obligaron a pasar una revisión en un centro médico y, lo que es peor, a recordar el episodio, muy similar a éste, que padeció en las horas previas a la final del Mundial de Francia 98 y que tanto conmocionó a sus compañeros.
Polémica
Tras el entrenamiento de ayer por la mañana, un portavoz de la Confederación Brasileña de Fútbol resumió lo ocurrido: «Ronaldo sintió unos mareos después de la comida del mediodía y fue a hacerse unas pruebas con los doctores José Luiz Runco y Serafim Borges. No hay ningún misterio. No hubo nada».
Pero sí lo hubo, más allá del ejercicio liberalizador que realizó Ronaldo ante la prensa, a la que confesó que, tras ser medicado, ya estaba bien, dispuesto a defender los colores amarillos y verdes de Brasil. «Está incluso mejor que nosotros», se apresuró a decir su capitán, el milanista Cafú, ferviente defensor del atacante. Juegos dialécticos para apagar el fuego.
Ronaldo aprovechó la ocasión para criticar la presión a la que está sometido. «No está escrito -dijo- en el manual que tenga que jugar bien siempre. Voy a entrenar y pensar en Australia. Lo más importante ante Croacia (1-0) fueron los tres puntos que logramos».
Ampollas en los pies, las discotecas, fiebre, su encontronazo con el presidente Lula da Silva, ahora mareos... Demasiadas noticias extradeportivas para un astro de su categoría que, ayer, tras despachar con los medios de comunicación, volvió a sonreír. Como si no hubiera pasado nada, aunque sabe que, a partir de ahora, su rendimiento va a ser juzgado más que nunca. De momento, sigue gozando del crédito concedido por su técnico Carlos Alberto Parreira. También del de otro de los pesos pesados del equipo, Roberto Carlos: «Es mi amigo y sabe que me tiene para lo que precise».
Al otro lado del Atlántico, la estabilidad emocional del astro de la seleçao se ha erigido en una cuestión de Estado. «Puede estar presentando síntomas de un gran abatimiento, con algún grado de depresión», señalaba ayer el Correio Braziliense, «un mal mayor» en el que también coincide la Folha de Sao Paulo. Este tabloide hace hincapié en la «inercia» y el «desinterés» que mostró el Fenómeno en el envite de Brasil contra Croacia.
«Fuera de lugar»
«Está disperso, con la cabeza fuera de lugar. Preocupa», ha dicho a este periódico Zezé Perrella, uno de los dirigentes del Cruzeiro, el club en el que Ronaldo empezó su exitosa carrera antes de dar el salto a Europa para jugar en clubes de la talla del PSV Eindhoven, el Barcelona, el Inter de Milán o, en los últimos años, el Real Madrid.
Las excusas siempre aluden a la «inmensa presión» que ha sufrido el jugador, que, ya a sus 21 años, no pudo cumplir la «obligación» de garantizarle el quinto título (objetivo alcanzado cuatro años después en el Mundial de Corea y Japón) al combinado verdeamarelho. Pero la torçida lo tiene cada vez más claro: si un jugador de su calibre no sabe vivir en este tipo de situaciones límites, lo mejor es que se vaya al banquillo de los suplentes y deje vía libre a Robinho, Fred o Juninho Pernambucano. Ellos no tienen problemas. Aparentemente. Y han demostrado que se encuentran en mejor estado físico que el madridista.