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429 radicales durmieron el miércoles en la cárcel

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Fue une pequeña batalla campal que estuvo a punto de arruinar la gran fiesta deportiva que vivió Dortmund el miércoles pasado. Poco después del triunfo en el descuento de Alemania, la policía rodeó a un numeroso grupo de ultras locales, que deseaban festejar el éxito a su manera.

Los fanáticos, alentados por varios litros de cerveza, en lugar de retirarse, decidieron combatir con piedras, sillas y mesas a los agentes. El resultado del breve y violento combate fue de 148 detenidos. Casi al mismo tiempo, alemanes y polacos se divertían en una calle lateral, dándose de golpes, hasta que llegó la policía. 429 radicales pasaron la noche en la cárcel, entre ellos 119 polacos, 278 alemanes y, el resto, vándalos de diferentes nacionalidades.

A pesar de estos incidentes, la FIFA y el Comité Organizador se mostraron ayer satisfechos del desarrollo del torneo y de las medidas de seguridad que imperan en todas las sedes. El mejor ejemplo del ambiente no violento que reina en el país lo dio Berlín, donde casi medio millón de personas presenciaron el Alemania-Polonia en la famosa 'milla del aficionado'. Miles de banderas polacas ondeaban entre el mar de emblemas germano, pero la policía no registró ningún hecho violento y los seguidores polacos, a pesar de la derrota, abandonaron la ciudad tristes, pero de forma pacífica.

«Se está cumpliendo el objetivo de que los grandes triunfadores del Mundial sean los espectadores y que lo que se transmitan sean escenas pacíficas», dijo Niersbach.