LA PARCELITA

A los nuevos médicos

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Esta tarde, después de seis duros años de estudios, preparación y sacrificios os graduaréis como licenciados de nuestra Facultad de Medicina de Cádiz. Hoy vais a recibir vuestros atributos, efectuaréis el juramento Hipocrático y os convertiréis en una nueva generación de galenos de nuestra vieja facultad.

Los nervios de este acto, no os dejará entrever a lo que os comprometéis de por vida. A partir de ahora, aunque todavía queda la parte más dura de vuestra formación, os haréis esclavos de esta noble profesión. Se ha dicho siempre que el sacerdocio y la medicina son dos actividades que deben ejercerse por autentica vocación, ¿nada más cierto! De nada valen los conocimientos y aptitudes personales si no afrontáis la práctica médica con humildad y dedicación. El centro de todas vuestras actuaciones debe ir dirigida a buscar el bien y la salud de vuestros pacientes sin esperar nada a cambio. Vuestra mayor recompensa debe ser conseguir lo mejor para los enfermos apartando y desterrando toda clase de logros personales.

En el juramento que vais a efectuar hoy, con toda solemnidad, recitaréis: «Cuando entre en una casa no llevaré otro propósito que el bien y la salud de los enfermos...», «...ejerceré mi profesión con inocencia y pureza...». Así debéis comprometeros y cumplirlo durante todo el ejercicio de vuestra profesión, seguro que de esta forma os sentiréis plenamente satisfechos y recompensados de la vida que vais a emprender.

Siempre se ha considerado el juramento Hipocrático como el eje del compromiso médico, pero desde aquí, os recomiendo a que consideréis como complemento a éste, las enseñanzas de nuestro médico y filósofo cordobés Maimónides que ha sido para mí un ejemplo a seguir en todas mis actuaciones. En su plegaria dice así: «Dios, llena mi alma de amor por el arte y por todas las criaturas. Aparta de mi la tentación de que la sed de lucro y la búsqueda de la gloria influyan en el ejercicio de mi profesión...», «...haz que sea moderado en todo, pero insaciable en mi amor por la ciencia. Aleja de mi la idea de que lo puedo todo. Dame la fuerza, la voluntad y la oportunidad de ampliar cada vez más mis conocimientos, a fin de que pueda procurar mayores beneficios a quienes sufren...». Sed siempre humildes y pacientes con vuestros enfermos, no creáis que lo sabéis todo y que lo podéis todo. La práctica de la Medicina os dará muchas satisfacciones por vuestros éxitos, pero también muchos sufrimientos por vuestros fracasos, que también los tendréis. Pero que al final, siempre os quede la satisfacción de haber cumplido vuestro deber con honradez y ética. Muchas felicidades por vuestra graduación.