Haciendo afición
Actualizado: GuardarRafa tiene 12 años. En su clase, la mitad son del Sevilla y la otra mitad del Betis. Cadista hasta la médula, no duda en enfundarse el polo de Mágico González o la camiseta de Lucas Lobos cada vez que tiene ocasión y, mientras sus compañeros discuten si Joaquín es superior a Saviola o Jesús Navas a Rivera, abarrota el corcho de su cuarto con fotos de Bezares y compañía, guardando como oro en paño el extra del ascenso a Primera que algún amigo de su padre le guardó hace un año. Abatido por el descenso, fue a topar hace un par de sábados con una de sus estrellas en una tranquila playa gaditana. Podía haber sido cualquiera, pero en este caso resultó ser Abraham Paz. Suele ocurrir que, buscando un rato de tranquilidad, haya futbolistas que hasta renieguen de su identidad al ser abordados, tratando de convencer al pesado menor que no tiene delante a su ídolo sino a un hermano gemelo. No fue el caso. No sólo les atendió a Pablo y a sus, hasta entonces, dos amigos del Sevilla y uno del Betis, sino que les citó a volver por la tarde con un balón. Por extraño que parezca, les esperó, jugaron un partido, se bañó con ellos y hasta inmortalizaron tales momentos con un reportaje fotográfico en el que colaboró su acompañante femenina. Puede parecer una tontería, pero conductas como la del central portuense no serán olvidadas jamás por cuatro chicos de Sevilla y por el emocionado padre del protagonista de la historia. En el próximo curso escolar no será una sino cuatro las camisetas amarillas que resalten en el patio del sevillano colegio existente a pocos metros del Sánchez Pizjuan, y ello será gracias a la generosidad de un futbolista que inculcó a unos niños el amor por un deporte y unos colores. No todo es el dinero ni las Sociedades Anónimas. Existe algo más, difícil de definir y, mas aún, de asimilar por quienes sólo piensan en el negocio, que hace feliz a un niño. Y que logra que una alcaldesa, un presidente de la Diputación o el dúo musical de moda posen gratis en una campaña publicitaria. ¿Que no se le olvide a algunos!