GARRA. La furia del capitán Pichi es clave en el mediocampo. / J. R.
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Fútbol y trabajo

Más de la mitad de la plantilla del Arcos compagina su trabajo con la afición por el deporte rey

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Una de las claves para entender el rotundo éxito del Arcos se basa en el sacrificio de gran parte de su plantilla. El serrano es un conjunto que hace cuatro temporadas merodeaba por la Primera Regional y ahora está a sólo dos pasos de dar el salto a Segunda B con varios de sus componentes compaginando oficios pesados con su afición por el fútbol.

Es el caso de Pichi, Dani Zúñiga e Isaac Dorantes, dedicados a la construcción, Olmedo y Flores, que trabajan en un almacén de flores y de muebles respectivamente, José Manuel, que se gana la vida como electricista o Julio, que ayuda en la empresa familiar de transporte de tubos de PVC. A ellos se unen Dani Venegas, que trabaja como administrativo en el Ayuntamiento de Ubrique y Enrique, que ejerce de monitor de Escuelas Deportivas en Arcos. Incluso Zurdo, que ha retornado al equipo tras una larga experiencia en conjuntos de superior categoría, ayuda en el bar de su familia.

Entrenamientos

Con semejante panorama, la temporada realizada por los jugadores dirigidos por Ángel Oliva no puede escapar de los aplausos y del elogio. Ante esta situación, el preparador arcense dispone de sus jugadores sólo en sesión de tarde, a excepción de los sábados, cuando los entrenamientos se trasladan a la mañana.

Uno de los casos más significativos es el del jerezano Pichi, que incluso estuvo cinco temporadas militando en la división de bronce del fútbol español. Desde entonces, un largo peregrinaje por diversos equipos le llevó a Arcos hace tres temporadas, donde ejerce de capitán.

Durante este tiempo, en el que se ha reconvertido de punta a mediocentro, Pichi ha compaginado el fútbol con sus labores, «un sacrificio muy duro, pero si te gusta el fútbol, se hace». Eso sí, lo que más le duele es «no poder disfrutar apenas de mi niña ya que muchas veces cuando llego está ya dormida».

El jerezano reconoce «lo complicado» de esta situación, aunque dos ascensos en dos años «compensan lo que sea». Pichi, que se levanta «a las 6 de la mañana» y que no aparece en su casa hasta «las 11 de la noche» señala que está dispuesto a sufrir todavía más «por conseguir un nuevo ascenso».

Desde Lebrija llegó este verano el defensa Isaac Dorantes, otro de los albañiles de la plantilla. Para el central lo más complicado «es no tener ni un día libre, pero es que no hay otra manera de llevar esto adelante».

En su caso, la jornada laboral termina a las 18.00 horas «justo a tiempo de ir a mi casa, coger el macuto y tirar para el entrenamiento». Así, durante cuatro días a la semana, aunque como el mismo indica, «con la temporada del equipo todo se compensa».

Sin tiempo libre

Dani Zúñiga también trabaja en la construcción. Aunque reconoce que trabajar y entrenar es «muy cansado», recuerda que «ya estoy acostumbrado, pues son varios años en los que compagino las dos cosas».

El arcense echa en falta el escaso tiempo libre del que dispone, pero aún así «la motivación por el año que estamos haciendo» se impone a cualquier circunstancia.

El chiclanero Flores trabaja en un almacén de muebles de su localidad natal, por lo que no vuelve a casa «desde que empiezo el turno de tarde». Lo más doloroso de todo para el bravo mediocentro es el hecho «de no disfrutar apenas de mi hija».

Al igual que el resto de compañeros reconoce la importante motivación del histórico año del club «ya que si fuera de otra forma, todo sería diferente». En su caso reconoce que la compañía de otros compañeros como Víctor Vía o Juanjo «es fundamental para no aburrirte en el camino».

José Manuel, uno de las inamovibles en el esquema de Oliva, es electricista. En su caso manifiesta que compaginar ambas profesiones «es muy difícil» al repartir su área de trabajo por diversas localidades de la Sierra.

El amor al fútbol del jugador de Prado del Rey se ha visto recompensado, tras varios años pateándose «los peores campos de la provincia» con una excelsa temporada en Tercera División que podría dar sus frutos con un nuevo ascenso, que sería el tercero en su caso.

El meta Olmedo dedica el tiempo a ayudar en el negocio familiar de flores. Reconoce el cansancio que supone «estar todo el día metido en el almacén y luego coger el coche para Arcos, pero está claro que sí te gusta sacas tiempo».

A pesar de las extremas condiciones que ha de soportar en el vivero «no hay otra opción, ya que el fútbol no da para más». Además, se congratula «de la situación del equipo, por lo que se hace lo que sea por continuar».

Julio también saca tiempo para colaborar en la empresa de transportes de tubos de PVC de su tío. Para el delantero «no queda otra solución, ya que hay que ayudar en casa con lo que sea». Al igual que el resto de compañeros señala que «tanto sacrificio se compensa con lo que estamos consiguiendo esta temporada».