El Defensor pide evitar realojos en guetos
Los vecinos de El Vacie confían en que el Ayuntamiento de Sevilla los distribuya en casas en distintos barrios
Actualizado: GuardarConstruir un edificio y entregar una vivienda a cada uno de los chabolistas de un asentamiento no es una buena solución. Esto es lo que apunta en sus conclusiones el informe especial del Defensor del Pueblo.
Tampoco recomienda la entrega de dinero en metálico para que estas personas abandonen el barrio marginal, porque aunque es una manera rápida de hacer desaparecer el asentamiento, al final, no soluciona la cuestión.
Estas aseveraciones coinciden con la postura de los vecinos de El Vacie. Ángel Montoya, miembro de Pro Derechos Humanos Sevilla, confía en que el Ayuntamiento de Sevilla cumpla su promesa y, finalmente distribuya a las 1.200 personas de este barrio en casas repartidas por toda la ciudad durante el próximo año y el 2008. «No queremos guetos como los de 'Las 3.000' o 'Torreblanca'. Para que la integración sea efectiva, tienen que mandarnos a casas por toda la ciudad y así no habrá problemas de integración», comenta. Montoya tampoco quiere que esos inmuebles sean gratis. «Los beneficiarios tienen que aprender el valor de esas casas y, aunque sea poco, pero tienen que pagar algo cada mes», acota.
Propiedad
La institución que preside José Chamizo aboga por arbitrar fórmulas que permitan que, transcurrido un determinado número de años, estas familias puedan optar a la propiedad de estas casas. Así se evitaría que pudieran venderlas.
Lo que considera igualmente importante es el establecimiento de un marco de cooperación leal, coherente entre la administración local, las supramunicipales y las autonómicas. Esto permitiría la creación de instrumentos eficaces para erradicar el problema.
Pero mientras se arbitran fórmulas para hacer desaparecer estos asentamientos, algunos problemas preocupan más que otros. Por ejemplo, el de los menores. La Asociación Pro Derechos del niño y la niña (Prodeni) reclama una actuación especial para los más de 500 niños que viven en la situación de marginalidad. Aspiran a que los menores que viven en chabolas reciban una mayor cantidad de estímulos y un modelo de hábitos que le sirvan para disminuir la influencia negativa de su entorno.