La Policía intercepta en pleno vuelo en Sevilla una avioneta cargada con 192 kilos de hachís
La red pretendía introducir en España unos 1.700 kilos de droga
Actualizado: GuardarUna avioneta con las bodegas llenas a rebosar de droga y dos helicópteros de la policía protagonizaron el martes una peligrosa persecución aérea por el cielo de Andalucía. La operación Cóndor, una espectacular redada antidroga, se saldó con la aprehensión de 192 kilos de hachís, la captura de la narco-avioneta y sus pilotos, y la desarticulación de una red que había puesto en marcha un verdadero puente aéreo Marruecos-España para introducir todo tipo de sustancias estupefacientes en la península, por lo que la policía cree que la red está desarticulada.
El operativo tuvo lugar en el espacio aéreo de Sevilla a cargo de dos aparatos del servicio de helicópteros de la Policía y de agentes de Vigilancia Aduanera. La avioneta, que era seguida por radar desde que despegara del norte de Marruecos, fue interceptada a baja altura. Después de varios minutos de persecución a escasos metros del suelo de la narco-aeronave, incluidas maniobras evasivas, los agentes, a través de la radio, lograron convencer a los pilotos del avión de que tomaran tierra en el aeródromo de Los Alcores, en Mairena de Alcor (Sevilla).
Detenidos
Allí detuvieron a los dos pilotos, E. M. F., ciudadano alemán de 65 años, y B. R. M., boliviano de 39 años. Poco después, los agentes capturaron a los receptores de la carga, E. M. R., boliviano de 51 años, y M. B. M., español de 53 años.
La operación Condor, que el martes concluyó con la captura del avión, comenzó cuando funcionarios de las Unidades contra la Droga y el Crimen Organizado de la Costa del Sol supieron de la entrada en el sur de España de grandes cantidades de hachís y cocaína a bordo de aeronaves procedentes de Marruecos. Los agentes no tardaron en descubrir que detrás de estos vuelos estaba un conocido narco italiano y que la red estaba compuesta por ciudadanos españoles, marroquíes, bolivianos y alemanes.
El grupo tenía varias aeronaves matriculadas en España que se trasladaban regularmente desde Andalucía al norte de África, donde cargaban la droga para regresar al sur de la península en vuelo a baja cota para no ser detectadas. Las avionetas solían tomar tierra en improvisadas pistas de aterrizaje en las Cádiz, Sevilla o Córdoba. Las zonas elegidas -explanadas o carreteras y caminos poco transitados- eran marcadas a través de sistemas de localización por satélite GPS.