VUELTA DE HOJA

Vigilar pobres

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En vez de hacer la guerra contra la pobreza, se está haciendo contra los pobres. Cada vez están peor vistos y, en algunos países poderosos, no se les puede ni ver. El presidente Bush ha realizado una gira por los Estados de Arizona y Nuevo Méjico dando a conocer su plan para frenar la inmigración ilegal. Está previsto un ejército de 6.000 combatientes, pero como no se quiere dar la impresión de que se pretende militarizar la frontera, que es de lo que realmente se trata, los soldados no llevarán armas, sólo cascos, por si los apedrean los intrusos. Ya la Guardia Nacional está arreglando carreteras y tendiendo cables, puesto que se ha rechazado la propuesta de construir un muro que tendría 3.000 kilómetros de largo y no se sabe cuántos de alto. Lo suficiente para que no se lo saltara un inmigrante, que ya se sabe que el hambre proporciona una gran agilidad.

Está claro que los países prósperos no pueden albergar a todos los que deseen vivir en ellos habiendo nacido en otra parte. Ni siquiera pueden hospedar a los menesterosos nativos y por eso procuran que mueran de inanición. Norteamérica bate la plusmarca de espaldas mojadas y estómagos vacíos. Si a los senegaleses que van a Canarias en cayucos les pillara a igual distancia el puesto fronterizo de San Luis cambiarían el rumbo, y de paso el de sus vidas. Por ahora, los chicanos que salvan los obstáculos tienen dos caminos de redención: el mariachi y el boxeo, del mismo modo que los negros, para integrarse con todos los honores, tenían el jazz y el crochet de derecha, que fue el caso de Amstrong y de Joe Louis.

Más claro todavía está que no es posible cumplir el exigente mandamiento cristiano de amar al prójimo como a nosotros mismos. Hay muchos. «El infierno son los otros», sobre todo cuando son pobres.