ESPAÑA

Recluyen en un psiquiátrico a la médico que asesinó a tres personas

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La Audiencia Provincial de Madrid ordenó recluir en un psiquiátrico por un máximo de 25 años a Noelia de Mingo, la doctora que el 3 de abril de 2002 mató a cuchilladas a un médico, un paciente y un visitante en la Fundación Jiménez Díaz e hirió a otras siete personas. El tribunal, no obstante, absolvió a De Mingo de los cargos de asesinato, al considerar que cometió la matanza bajo «enajenación mental», aunque consideró responsable civil al hospital en que trabajaba y en el que sucedieron los hechos, ya que los responsables del centro desoyeron las advertencias sobre el estado mental de la doctora. La Sección Decimosexta de la Audiencia, que estimó como «eximente completa» la enajenación mental, exculpó a De Mingo de tres delitos de asesinato, cuatro de tentativa de asesinato, una falta de lesiones y un delito de lesiones graves que le imputaban la Fiscalía y las acusaciones particulares. El tribunal, que escuchó durante varias sesiones a los especialistas que han examinado a la médico, considera probado que la homicida padece «esquizofrenia tipo paranoide con delirios de persecución y alucinaciones», una patología «que afectaba a todo tipo de relaciones sociales y laborales» y que «en pleno brote violento anulaba totalmente sus capacidades volitivas e intelectivas». Aunque la audiencia cree que los hechos merecen la calificación de asesinato porque hubo alevosía -la médico llevó desde casa el cuchillo de grandes dimensiones con la intención de usarlo-, esta circunstancia no es incompatible con la enajenación que sufría. En ese sentido, la sentencia se esmeró en dejar claro que De Mingo vivía una realidad paralela: «la naturaleza de la enfermedad padecida por la acusada conlleva la pérdida de la identidad, pues el sujeto no es el mismo (...) tiene delirios y alucinaciones que vive de forma real.

Todos los médicos pacientes y enfermeros eran actores que simulaban y la estaban perjudicando y también estaban perjudicando a su familia». Pero a pesar de vivir esas alucinaciones, la as sina no perdía «la lógica y capacidad de respuesta para otros temas o vivencias» y «tenía conservadas sus capacidades volitivas e intelectivas para actividades cotidianas». El tribunal concluyó que esta patología solo puede ser tratada en un centro y «como medida de seguridad».