FASTOS. Inauguración de la tercera plaza de la Hoyanca, en 1862. / LA VOZ
ANÁLISIS

Una plaza para una reina

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En el cartel que traerá de nuevo los toros a Cádiz aparece, como recuerdo del tiempo histórico y taurino de Cádiz, la Plaza de la Hoyanca, que se remonta a 1862, año en que se conoce en la ciudad la visita de la Reina Isabel II y se comienzan a organizar los programas de actos para recibir a sus majestades.

La Corporación Municipal intentó levantar una plaza de toros en el espacio del Campo de Santa Catalina, un proyecto que se denegó por Real Orden el 2 de noviembre de 1861. En-tonces llegó el ofrecimiento de un joven comerciante de la ciudad para construir en treinta días una plaza o un circo tauromáquico o ecuestre, de madera, con toda la solidez y seguridad, suficiente para dar cabida a 11.000 personas.

La oferta fue aceptada y se le concedió la licencia de obras. Comenzaron los trabajos y la plaza quedó levantada en 20 días. El sitio donde quedó el coso fue el Campo del Sur, entre la Cárcel Real (hoy los juzgados) y el Convento de Santa María.

La plaza fue construida a base de piedra y madera y dirigió la obra el arquitecto municipal Manuel García del Álamo, ocupando una circunferencia de 290 metros y midiendo otros 12 de altura. Todos coincidían en que era de unas condiciones de belleza, solidez y comodidad encomiables.

La plaza acogió diversidad de espectáculos tanto taurinos como de otras índoles, principalmente en las celebraciones ciudadanas, hasta su demolición completa, dado su estado de ruina, y sus maderas fueron vendidas para fabricar féretros.

Ya en la década de los años 20 se construyó el añorado coso enclavado en la Plaza Asdrúbal. Quién iba a decir que el día 30 de mayo de 1929, festividad del Corpus Christi, fiesta muy celebrada en Cádiz, ese coso se iba a inaugurar con un cartel formado por Valencia II, El Algabeño y Posada.

El ganado lidiado correspondía a Indalecio García, de procedencia Rincón. 38 después era clausurada por supuesta ruina. La última corrida se dio el 17 de julio de 1967, fecha en que toreó Manuel Benítez El Cordobés. Nueve años más tarde, siendo alcalde Beltrami, entraba por la puerta de cuadrillas, en lugar de una terna de toreros, una piqueta mecánica que derribó la última plaza de toros que tuvo Cádiz.

El coso de la Plaza Asdrúbal fue construido gracias a las acciones que compraron mu-chos gaditanos y que fue terminado gracias a que esos mismos ciudadanos donaron las acciones al municipio, para que de esta forma fuera terminada la plaza.

Desde el año del cierre, gran cantidad de gaditanos esperan disponer, no solamente de una plaza de toros, si no de un centro multiusos que pueda acoger la celebración de eventos de todas clases para aprovechar un espacio que escasea en la ciudad.