ALARMA. Un vecino de una vivienda afectada de la carretera de La Barrosa intenta extinguir el fuego entre mobiliario. / ROMÁN RÍOS
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Un incendio provocado por una negligencia siembra el pánico durante dos horas en cuatro urbanizaciones de La Barrosa

El fuerte viento avivó rápidamente las llamas, que causaron el corte de dos carreteras y afectaron a decenas de casas En su extinción participaron una treintena de efectivos de cuatro localidades y dos helicópteros del Consorcio Provincial

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Un total de 30 efectivos contraincendios de los parques de bomberos de Tres Caminos, Cádiz, Chiclana y Medina Sidonia, diez camiones autobomba del Consorcio Provincial, dos helicópteros y un retén de agentes del Centro de Defensa Forestal de Alcalá, además decenas de agentes de distintos cuerpos y organismos e incluso personal de la delegación de Vías y Obras del Ayuntamiento de Chiclana tuvieron ayer que hacer frente a uno de los peores incendios que se recuerdan en la última década en la localidad.

Apenas pasadas las dos de la tarde se recibía la primera llamada en la central de emergencias alertando de que se había producido un incendio en una finca de pasto, en pleno corazón del Pinar de Los Guisos. Minutos después la situación tomó un cariz muy diferente y las autoridades locales se percataban de que el fuerte viento de levante había hecho «saltar las llamas de copa en copa de los árboles» propagándolo con peligro creciente por, al menos, cuatro urbanizaciones.

Una hora después eran cinco los focos abiertos de un incendio que provocaba unas enormes columnas de denso humo gris, visibles de cualquier punto de la localidad. Se hizo entonces necesaria la presencia de dos helicópteros que, de manera incesante, esparcían miles de litros de agua sobre cada epicentro de unas llamas que se reavivaban constantemente por el calor y el fuerte viento de levante.

El Pinar de Los Guisos cerca de la Rana Verde, el Pinar del Pleito en la trasera del Camping La Barrosa (que no se vio afectado), una pequeña pinaleta anexa a la calle Llovizna, varias de las calles de la urbanización Las Mogarizas o una zona arbolada de la carretera del Molino Viejo que va hacia La Barrosa (que fue cortada al tráfico), eran los cinco focos activos que tuvo el fuego, que tomaba dimensiones calificadas minutos después como «críticas y muy peligrosas» por los bomberos, sobre todo teniendo en cuenta la cercanía de los cientos de viviendas de esta parte del extrarradio chiclanero y que tuvieron que ser desalojadas. Durante los primeros minutos de desconcierto, efectivos de la Guardia Civil y los propios vecinos avisaron casa por casa a los residentes de las zonas cercanas al incendio para que abandonasen sus viviendas.

Así, y tras varios minutos que se hicieron interminables para muchos chiclaneros, los contingentes de bomberos desplazados hasta la zona fueron controlando paulatinamente los distintos focos del incendio. Para ello fue fundamental la utilización de varios cortafuegos naturales, como, por ejemplo, la calzada de la carretera de La Barrosa, que facilitó el trabajo a los efectivos que combatían con ramas, agua y máquinas excavadoras la primera línea de llamas.

En el terreno quedó una hilera arrasada por el fuego de casi cuatro kilómetros de longitud y dos de anchura en sentido este-oeste (el de la dirección de viento de levante), calcinando sobre todo matorral y parte de especies arbóreas como pinos y acebuches que hay plantadas en la zona, sin que hubiera que lamentar daños personales y tan sólo pérdidas de diferente consideración en una decena de viviendas (porches, jardines, balaustradas y algunos vehículos entre ellas).

Rastrojos

Minutos después, sobre las 16.30 horas, los bomberos dieron por controlado el incendio, aunque durante la tarde se reactivaron algunos de los focos que rápidamente fueron controlados por las unidades de refresco del Consorcio de bomberos y por la maquinaria pesada que removía la zona afectada.

Por otra parte, no fue hasta las 17.30 horas cuando se comenzó a permitir el regreso de los vecinos afectados a sus casas.

De momento, y a falta de que las investigaciones confirmen los primeros indicios, los responsables del contingente de Bomberos que actuó ayer, Ignacio Pérez Prado, oficial de zona, y José Orellana, jefe de Servicio del Parque de Chiclana, confirmaron que el fuego no ha sido provocado por causas naturales y apuntaban como origen a una posible negligencia en la quema de rastrojos, extremo avalado por la acumulación de restos vegetales encontrados en el lugar donde nació el incendio.